Primero:
El polanquismo ha copiado a los capitalistas norteamericanos quienes, en sus búsquedas de nuevos filones para el enriquecimiento arrasador de valores, fueron a dar con el de la edición de libros. Manuel Blanco Chivite teoriza que otearon el panorama y descubrieron que los posibles consumidores se repartían en tres grupos: el muy pequeño de los lectores cultos, selectivos, inmunes a la influencia de la propaganda, que desdeñaron inmediatamente; otro, algo más numeroso, formado por los analfabetos, a quienes sería inútil dirigirse hasta que se descubriera la forma de hacer comprar libros para no leerlos (ya se ha descubierto); y el más numeroso, compuesto por aquellas personas que no habían leído nunca o casi nunca y satisfacían las ansias de fabulación, que al parecer sienten todos los seres humanos, mediante el cine y, sobre todo, la televisión. Y decidieron conquistarlo. Para ello, no hacía falta sino fabricar un producto a la medida de sus mentalidades. ¿Qué triunfaba en televisión? El cotilleo, el humor de sal gorda, el morbo, la violencia, el sexo bruto, lo doméstico, lo vecino, la historia cercana, “la vida como es”… En fin, todos esos temas que tocan continuamente los autores de Alfaguara y de las editoriales que la imitan: Espasa Calpe, Anagrama, Tusquets, Plaza Janés, etc. El resultado: que la novela, género más afectado por la operación, siempre vehículo de valores éticos y estéticos, se convirtiera, como se ha dicho y repetido a lo largo de este libro, en un objeto de cambio. [completo]
Segundo:
En la 28 Bienal de Sao Paulo sucedieron dos cosas significativas, una con la curaduría pretenciosa de Ivo Mesquita que dejó el espacio vacío, denunció involuntariamente el vacío en el que el arte conceptual está hundido. Lo que el montó como un acto supremo de la arrogancia de la curaduría, la que ya no necesita ni del arte ni de artistas porque la estrella es el curador, se volvió en su contra. El vacío fue demoledor y provocó otro suceso igualmente revelador: más de cuarenta estudiantes de la escuela de artes de Sao Paulo entraron armados de sprays de pintura de colores y pasamontañas a grafitear el inmenso espacio vacio. Y acto seguido la vanguardia del arte contemporáneo se opuso a la única muestra real de performance que se va a poder ver en esa bienal. Llamaron a seguridad y sacaron a los jóvenes llevándose detenidos a los que no pudieron escapar. ¿Qué hacer ante tal muestra de miedo a una acción real? El curador mando pintar de nuevo las paredes de blanco. Esto nos revela que el performance que el arte contemporáneo quiere es el pasivo, gratuito y aburguesado, que guarda complicidad con los curadores y los museos. [completo]
Tercero:
¿Qué quiere el programa Tierra Adentro? Lo que quiere, según informan sus acciones, es conseguir que la siguiente literatura mexicana sea tan sometida (o más) que la anterior. Una literatura que se limite a lo “literario”, es decir, que hable de palabras y libros flotando en el vacío de lo no-histórico. El criterio que me aplicaron, lo sé, es el criterio que está operando: pedir textos que se ocupen exclusivamente de lo “literario”, textos y escritores que no se salgan del redil gubernamental. Literatura comprada, perdón, literatura comparada, con parada de autobús directo a las prebendas aseguradas.
Por otra parte, no se escabulla, Sr. Fuentes. Usted y yo sabemos perfectamente qué esto es coherente con el legado que usted ha dejado. Le voy a decir directamente lo que aquí ocurrió. Me censuraron porque temen que usted se enoje. Y antes de que incluso exista la posibilidad de que usted se enoje y pida que sus cabezas caigan o les den unos coscorrones a los que hicieron posible el descuido de publicar una carta “grosera”, ellos mismos desvanecieron la posibilidad de su enojo. [completo]
Cuarto:
Cuando concursó Crimen sin faltas de ortografía el escritor por excelencia de literatura policíaca ganó el sexto lugar en lugar del primero y se enojó no contra el jurado, o no sólo, sino contra los concursantes. Bajo el lema de “No se trata de convencer sino de masacrar” que pronunció delante de mí, Paco Ignacio Taibo II organizó un Congreso de Literatura Policíaca, específicamente diseñado para ignorar a los invitados que nos habíamos ganado un lugar más alto en la premiación o a los que eran jurados y no votaron por él. Después, el hoy demócrata que lucha contra el fraude electoral fundó un Concurso Internacional de Novela Policíaca y ganó él, el fundador del premio. Éste fue el precursor de los concursos como los que gana Luis Tovar. [completo]
Quinto:
Varios hechos en serie: es liquidada jurídicamente la Fundación Lya y Luis Cardoza y Aragón, ésta cede su patrimonio, como donativo y valuado en unos 4 millones de pesos, a El Colegio de México (Colmex), el cual es ahora el encargado de organizar y establecer las nuevas bases del Premio de Ensayo Literario Hispanoamericano Lya Kostakowsky.
Catorce años han trascurrido desde que se creó dicha fundación, que hasta ahora había organizado las nueve ediciones de uno de los poquísimos reconocimientos en crítica literaria: el premio Kostakowsky.
A partir de este momento, y luego de una ceremonia formal el martes pasado, la fundación creada por disposición de don Luis Cardoza y Aragón, reconocido poeta, narrador, ensayista y crítico de arte guatemalteco que radicó varias décadas en nuestro país, cedió su patrimonio al Colmex.
Dicho patrimonio consta de una casa de estilo colonial guatemalteco en el barrio de Niño Jesús, en Coyoacán, y varias obras de arte que ahí se encuentran, como el retrato del poeta hecho por Roberto Fernández Balbuena, colocado en la sala, sobre la chimenea, donde antes estuvo otro del autor de Guatemala: las líneas de su mano, pintado por José Clemente Orozco. [completo]
Sexto:
A pesar de que las cifras presentadas en el pasado informe de actividades de Sara Bermúdez indican el crecimiento de estímulos por parte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), el cineasta Óscar Blancarte denuncia que se trata de becas entregadas bajo el sistema de “amiguismo”.
Para el director de “Dulces Compañías”, los logros presentados recientemente por la titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes sólo son “números alegres” que no coinciden con la realidad de los creadores en México. [2002, por cierto] [completo]
Séptimo:
Preparan código de ética. A partir de las demandas de los creadores, se exigirá que el jurado no tenga relación con los candidatos
Ante la exigencia constante de la comunidad artística para que se transparente el proceso de selección de los beneficiados con las becas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), se trabaja ya en la elaboración de un código de ética para el jurado, informó el secretario ejecutivo del organismo, Mario Espinosa [2004] [completo]
Octavo:
En el mes de junio el poeta Manuel Andrade denunció ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) presuntos "favoritismos" por parte del jurado del área de Letras del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), por otorgar una beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte al narrador y crítico de cine Luis Tovar.
Los motivos que expuso Andrade fueron que Tovar ocupa el cargo de secretario de redacción del suplemento La Jornada Semanal , que dirige el poeta Hugo Gutiérrez Vega, quien a su vez es miembro del jurado de selección. El apoyo económico de la beca consiste en 20 mil pesos mensuales durante tres años.
Más tarde, la SFP dejó al Fonca la decisión de resolver la denuncia interpuesta por Manuel Andrade, respondiendo: "Esta autoridad sugiere al secretario ejecutivo someter el presente caso al vicepresidente del Consejo Directivo para que en el ámbito de sus facultades determine lo conducente".
Entonces, el Consejo Directivo del SNCA ratificó su decisión de incorporar a Luis Tovar como becario. Ante la polémica desatada por el caso el director del Fonca, Mario Espinosa y la propia Sari Bermúdez anunciaron que se creará un "código de ética" que tendrán que cumplir los aspirantes a becas. [2004] [completo]
Noveno:
Bien sabemos que cada seis años nuestro país se refunda y que todos los nuevos funcionarios deciden borrar con todo lo que hicieron sus antecesores (aunque haya sido bueno), para inventar el hilo negro más negro que jamás se haya creado.
Exactamente lo mismo sucede con la cultura. Son muy pocos los programas que se mantienen. El Fonca (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) es una de las instancias que se ha conservado a los largo de varios sexenios y que nació con la idea de otorgar a los creadores de las diversas disciplinas artísticas una plataforma económica y de proyección que les permitiera dedicarse a la creación. Dinero, que es público y que, como tal, debe usarse para el beneficio de la cultura de México.
La idea, en palabras llanas es como sigue: otorgar becas a escritores, pintores, bailarines y otro tipo de artistas, en modalidades de Jóvenes Creadores, Sistema Nacional de Creadores y Coinversiones, entre otros. Hoy el Fonca sufre un serio cuestionamiento que debe llevar a su rediseño y a que sus administradores sean llamados a cuentas.
Cada año, aquellos que no han sido beneficiados con una beca se sienten ofendidos, por decir lo menos, a causa de no haber sido beneficiados con un estipendio. La duda siempre queda y quedará porque en este caso son los propios miembros de la comunidad artística quienes fungen como jurados y porque es tremendamente difícil evaluar las potencialidades o cualidades probadas de un creador y, a partir de ahí, decidir que merece o no un premio o beca.
La diferencia de las quejas que se repiten cada año con éste, es que nunca antes las evidencias de corrupción habían sido tan claras; además, un grupo de creadores se ha atrevido a alzar la voz.
El caso al que me refiero corresponde al área de teatro, y específicamente al área de dramaturgia, en el que tres de las cuatro becas fueron otorgadas a alumnos de la dramaturga Ximena Escalante quien, curiosamente, fungió también como jurado del área de dramaturgia de esta emisión. Así pues, la jurado eligió a tres de sus pupilos y se aseguró de que las becas quedarán en su cercanísimo círculo. Indudablemente se trata de una forma de nepotismo extendido que, además olvidó que también hay dramaturgos fuera de la Ciudad de México y que descentralizar la cultura es un asunto importantísimo para nuestro país.
Ahora bien, probablemente los alumnos de Ximena Escalante son verdaderamente talentosos y merecen todos los premios del mundo, pero, (y aquí viene el gran pero) algunos de los criterios que se considera para el otorgamiento de las becas son la trayectoria, las puestas en escena y las críticas al trabajo de los jóvenes creadores. Resulta que sólo uno de los alumnos de la maestra y jurado tenía una trayectoria que puede ser llamada como tal.
Dentro de quienes alzaron la voz para demandar claridad en el proceso y cuestionaron la permanencia de Escalante como jurado se encuentran dramaturgos con varias puestas en escena, publicaciones, premios nacionales y críticas positivas hacia su trabajo, así que resulta inexplicable el criterio que aplicó la jurado para determinar que sus talleristas eran los merecedores de la subvención. ¿Será que nos hemos vuelto sospechosistas en extremo o que verdaderamente estamos ante un caso de flagrante corrupción? [2008] [completo]
Décimo:
La ambigüedad en las reglas de operación de los programas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) ha provocado que éste sea considerado un organismo poco transparente y utilizado para los intereses de funcionarios y el amiguismo entre jueces y postulantes.
La poca claridad en las anteriores reglas de operación del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) provocó que en el Informe de la Cuenta Pública 2006, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) señalara que el Fonca había otorgado de manera irregular una beca durante seis años a un servidor público.
El documento de la ASF dice al respecto que un creador al presentar su solicitud al SNCA omitió señalar su cargo en el sector público, y que el convenio señala que para ser becario no debe desempeñar algún cargo en instituciones públicas o privadas, por lo que debió renunciar a su puesto en la administración o al estímulo económico que le otorgaba el Fonca desde mayo de 1998.
La observación se refiere al poeta Víctor Hugo Piña Williams, quien sí es servidor público y trabaja en el área editorial de la propia ASF. Sin embargo, él mismo aclara a este diario que su beca no es ilegal y que no está involucrado en un conflicto de intereses, pues la institución en la que se desempeña no tiene que ver con la cultura.
Piña Williams ha cumplido con todos los proyectos que presentó al Fonca y asegura que su trabajo en la ASF no le impide dedicarse a la creación. “En todo caso las reglas de operación sí son poco claras, pero no hay ninguna ley que me impida tener un trabajo y recibir una beca”, señala el poeta.
En el año 2000, cuando Piña Williams ingresó al SNCA, algunos de los requisitos más importantes eran ser mexicano o con un mínimo de 15 años de residencia en el país, tener más de 35 años cumplidos, haber obtenido premios y distinciones como reconocimiento a la calidad de su obra y no pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
La regla 38 era tan poco clara como lo siguiente: “Al creador artístico que acepte la invitación a desempeñar algún cargo ejecutivo en universidades, instituciones públicas o privadas que no le permitan dedicarse a su obra creativa, le será retirado el estimulo económico durante el tiempo que dedique a esa actividad, pero conservará la distinción”.
A esto Piña Williams argumenta: “Yo no acepté ningún cargo, yo ya trabajaba desde 1998 en la ASF. Y mi trabajo no me impide dedicarme a mi obra creativa, he cumplido con los proyectos por los que se me dio la beca”.
Pero éste no ha sido el único caso por el que el Fonca ha estado involucrado en la polémica. En 2004 tuvieron que establecer un Código de Ética y Procedimientos para los miembros de los comités de evaluación y funcionarios, luego de que saliera a la luz que, mientras fue jurado, el poeta Hugo Gutiérrez Vega “favoreció” a Luis Tovar, secretario de redacción del suplemento La Jornada Semanal, que dirige el propio Gutiérrez Vega.
Sin embargo, esto no pasará más, asegura la directora general del Fonca, Martha Elena Cantú, quien reconoce que las reglas para obtener un apoyo a la creación eran “poco claras” y algunas cosas estaban “un poco sueltas”. Señala que al llegar a la dirección de este organismo, en julio de 2007, lo primero que hizo fue revisar dichas reglas y modificarlas. [completa]