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Hola, Alfredo. Afirmas: "La erratas se han vuelto tolerables por la sola razón de que no significan pérdidas". Eso depende de quién lo diga. He cuidado ediciones y cuando llega el libro a mis manos, me asola un temblor que no es de emoción, sino de miedo ante la posibilidad de que las erratas aparezcan con el mismo ímpetu que el acné lo hacía en mi, ayer, juvenil rostro el día que tenía una cita con la dueña de mis suspiros. Recuerdo que Octavio Paz le señala a Orfila, en una carta, que ha encontrado más de 80 erratas en la primera edición de Corriente alterna. Esa cifra vaya que rebasó al decoro.
Es verdad, por eso hablaba de los contadores. La errates perdieron su valor, son meros asuntos de producción. Cuando Orfila iniciaba, a los muy juveniles 75 años, siglo xxi, por las razones de todos conocidas, la editorial publicaba erratas, sobre todo erratas. Quizá al inicio pasa. Cierta vez hice una fe de erratas que, quienes hacían la tipografía, bautizaron más bien como religión...
El asunto es el valor. Si valoras lo dicho por los libros, las erratas son horrendas, una falta mayor, el peor de los mundos posibles. Si valoras la venta de los libros, las erratas no tienen la menor importancia, como podemos comprobar con casi cualquier libro en la actualidad.
Eliminar las erratas cuesta dinero, así de sencillo. Si valoras lo que dice el libro, intentas que no tenga muchas, aunque siempre se van errores y problemas. Si te importa que salga rápido, no inviertes tanto en ese proceso. Recuerdo un libro, en quinta lectura, donde se citaba a Lope de Vega y a Cervantes y nadie había verificado esas citas, pues el libro había sido escrito en inglés. Al verificar, descubrí lo que temía: las citas se habían traducido de la traducción al inglés. De haberse publicado así, ¿sería una errata? En el mismo libro, a todos se nos pasó la esposa de Baker, en vez de la esposa del panadero.
Veamos los periódicos, cada día tienen más erratas. Y los blogs, ni se diga, porque falta el filtro de varias lecturas con ojos de otra u otras personas distintas de quien redacta. ¿Dejamos de leer un blog por sus erratas? Creo que no.
Hace unos años me invitaron a participar en una mesa para discurrir sobre la pregunta: ¿Para qué editar poesía?, podría hacerse una, si acaso, sobre: ¿para qué sirven las erratas?
De cierto, hay libros muy mal editados. No conozco editorial que no tenga problemas graves con algunos libros. Y no hablemos de tipografía y diseño. Hay delitos claros en ese asunto. Con todo, decía la anónima galerada, pese a las erratas, pese al diseño, pese a muchas cosas, excepto por el contenido mismo, leemos los libros. Algo debe enseñarnos ese hecho.
Saludos y parabienes
Sobre el arte de editar e incurrir dichoso en las erratas, entre otros menesteres de los libros, su gozo, su hechura y algunos ensayos sobre variopintos temas.
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martes, diciembre 09, 2008
¿Cuántas erratas son tolerables?
Me dejan un comentario:
En una edición estándar de un libro, pongamos por caso de 250 páginas, ¿cuántas erratas pudieran ser tolerables? me gustaría muchísimo saberlo, porque soy esclava de las galeras. Mi neurosis raya la pesadilla: antes de que llegue el libro de la imprenta sueño que al abrirlo se le caen las letras y hay que pegarlas una a una en una artesanía de manicomio, incendio o inundo la imprenta, la última vez soñé que me entregaban libros cuyas páginas no se separaban...eran un bloque de madera.
¿Cuántas erratas son tolerables? La ortodoxia dice ninguna, la pragmática dirá que un buen libro es aquel cuyo número de erratas no excede el 1% del número de páginas, es decir, para 250 páginas, 2 y media erratas es tolerable. Tres, para decirlo claro. La realidad nos dice, ahora, que podemos multiplicar por 10 esas tres erratas y no estar en galeras penitenciarias.
Reflexiono. La errata ha dejado de tener significado moral. En épocas del grande Karl Krausla las erratas eran un síntoma. Cito, ay!, Wikipedia:
Karl Kraus estaba convencido que cualquier pequeño error, aunque de una importancia que aparentemente estuviera limitado al tiempo y al espacio, muestra los grandes males del mundo y de una época. Así, él podía ver en una coma que falla un síntoma de aquel estado del mundo que permitiría una guerra mundial. Uno de los puntos principales de sus escritos era mostrar los grandes males inherentes a lo que aparentemente eran pequeños errores.
La lengua era para él la más importante reveladora de los males del mundo. Él vio en el tratamiento descuidado de sus contemporáneos hacia lengua como un signo de descuido del mundo en general.
Con el tiempo vimos que uno de los países más cultos del mundo logró engendrar el nazismo, lo que, en puridad, le resta sustento a las teorías de Kraus. La única salidad del propio Kraus fue el silencio ante tamaño despropósito, silencio, digamos, elocuente, activo. La errata perdió su significado moral cuando la letra impresa dejó de ser morada del ser y se torno comercio. Llegamos, entonces, a la errata como simple falta, como fallo, con un problema de calidad: un asunto administrativo.
Ahora, con ese comercio con las palabras extendido, llegamos al puro merchandising y a la mercadotecnia dura. La erratas se han vuelto tolerables por la sola razón de que no significan pérdidas. Nadie ha regresado nunca un libro por sus erratas, luego entonces, nadie deja de comprar un libro por el número de erratas que tenga. Es, pues, irrelevante del todo.
Anónima galerada, el abismo es el de todos quienes nos dedicamos a los libros por mor de las palabras. La imagen es correcta del todo, al abrir un libro se le van cayendo las letras pues esas letras se han ido cayendo desde hace algunos muchos años. Intentamos, sisifescamente, ponerlas en su lugar y hacerle casa al espíritu, cuando sabemos bien que el ser, el espíritu, está en otro lado. Lo que no nos deja dormir es que, quizás, esté en el interior de ese libro de madera y nunca más podamos abrirlo.
¿Dónde mora el ser en estos días decembrinos del MMVIII? No en los libros (el lenguaje) en ellos yace su fantasma, tampoco en la técnica, de cierto. ¿Dónde entonces?
No hay manera, pues, de corregir galera alguna, pues no hay lenguaje.
Queda, espero, el consuelo de la administración tipográfica de la pregnta misma: ¿cuántas son tolerables? En sentido absoluto, ninguna, pero es imposible. En sentido pragmático, depende, por desgracia, de los contadores...
Saludos y parabienes anónima galerada...
En una edición estándar de un libro, pongamos por caso de 250 páginas, ¿cuántas erratas pudieran ser tolerables? me gustaría muchísimo saberlo, porque soy esclava de las galeras. Mi neurosis raya la pesadilla: antes de que llegue el libro de la imprenta sueño que al abrirlo se le caen las letras y hay que pegarlas una a una en una artesanía de manicomio, incendio o inundo la imprenta, la última vez soñé que me entregaban libros cuyas páginas no se separaban...eran un bloque de madera.
¿Cuántas erratas son tolerables? La ortodoxia dice ninguna, la pragmática dirá que un buen libro es aquel cuyo número de erratas no excede el 1% del número de páginas, es decir, para 250 páginas, 2 y media erratas es tolerable. Tres, para decirlo claro. La realidad nos dice, ahora, que podemos multiplicar por 10 esas tres erratas y no estar en galeras penitenciarias.
Reflexiono. La errata ha dejado de tener significado moral. En épocas del grande Karl Kraus
Karl Kraus estaba convencido que cualquier pequeño error, aunque de una importancia que aparentemente estuviera limitado al tiempo y al espacio, muestra los grandes males del mundo y de una época. Así, él podía ver en una coma que falla un síntoma de aquel estado del mundo que permitiría una guerra mundial. Uno de los puntos principales de sus escritos era mostrar los grandes males inherentes a lo que aparentemente eran pequeños errores.
La lengua era para él la más importante reveladora de los males del mundo. Él vio en el tratamiento descuidado de sus contemporáneos hacia lengua como un signo de descuido del mundo en general.
Con el tiempo vimos que uno de los países más cultos del mundo logró engendrar el nazismo, lo que, en puridad, le resta sustento a las teorías de Kraus. La única salidad del propio Kraus fue el silencio ante tamaño despropósito, silencio, digamos, elocuente, activo. La errata perdió su significado moral cuando la letra impresa dejó de ser morada del ser y se torno comercio. Llegamos, entonces, a la errata como simple falta, como fallo, con un problema de calidad: un asunto administrativo.
Ahora, con ese comercio con las palabras extendido, llegamos al puro merchandising y a la mercadotecnia dura. La erratas se han vuelto tolerables por la sola razón de que no significan pérdidas. Nadie ha regresado nunca un libro por sus erratas, luego entonces, nadie deja de comprar un libro por el número de erratas que tenga. Es, pues, irrelevante del todo.
Anónima galerada, el abismo es el de todos quienes nos dedicamos a los libros por mor de las palabras. La imagen es correcta del todo, al abrir un libro se le van cayendo las letras pues esas letras se han ido cayendo desde hace algunos muchos años. Intentamos, sisifescamente, ponerlas en su lugar y hacerle casa al espíritu, cuando sabemos bien que el ser, el espíritu, está en otro lado. Lo que no nos deja dormir es que, quizás, esté en el interior de ese libro de madera y nunca más podamos abrirlo.
¿Dónde mora el ser en estos días decembrinos del MMVIII? No en los libros (el lenguaje) en ellos yace su fantasma, tampoco en la técnica, de cierto. ¿Dónde entonces?
No hay manera, pues, de corregir galera alguna, pues no hay lenguaje.
Queda, espero, el consuelo de la administración tipográfica de la pregnta misma: ¿cuántas son tolerables? En sentido absoluto, ninguna, pero es imposible. En sentido pragmático, depende, por desgracia, de los contadores...
Saludos y parabienes anónima galerada...
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miércoles, marzo 19, 2008
sábado, marzo 08, 2008
Tela de Siva
Leo la historia de una falsa errata maravillosa en el libro Borges de Adolfo Bioy Casares, [aquí debería insertar alguna jaculatoria para indicar luego las páginas, prefiero omitirla y omitirlas]:
Artl era muy ignorante. Soponía que pelafustán significaba gigantón. En una Aguafuerte sobre los hospitales dijo que escaseaba la tela de Siva. Después se enteró que la grafía correcta era adhesiva y escribió otra aguafuerte sobre el mismo tema, para tener ocasión de escribir nuevamente la palabra y para que los lectores de la aguafuerte anterior pensaran que ese dios era una errata. Todo el artículo no era sino una fe de erratas.
Artl era muy ignorante. Soponía que pelafustán significaba gigantón. En una Aguafuerte sobre los hospitales dijo que escaseaba la tela de Siva. Después se enteró que la grafía correcta era adhesiva y escribió otra aguafuerte sobre el mismo tema, para tener ocasión de escribir nuevamente la palabra y para que los lectores de la aguafuerte anterior pensaran que ese dios era una errata. Todo el artículo no era sino una fe de erratas.
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martes, febrero 26, 2008
Probabilidad incalculable
Arqueo de ceja, al menos, leer en una investigación de mercado:
...la probabilidad de dar con un profesor en particular fue cambiante e incalculable...
Pero tal cual aparece en la página 38 del informe sobre Percepción de la imagen del Fondo de Cultura Económica, página 38, realizados, el informe y la investigación, por Libraria, S.A. de C.V. en el año del señor 2003.
Cambiante, pase. Pero calificar de incalculable la muy benemérita institución del faltismo. De hecho, la probabilidad de no dar con un profesor era en cada ocasión muy alta, y casi una certeza en el horario específico asignado para que impartiera clase, de otro modo hubieran encontrado a todos.
Insisto, a mí me encantan las erratas, los gazapos y los errores. Incurro, recaigo y me plazco en ellos.
...la probabilidad de dar con un profesor en particular fue cambiante e incalculable...
Pero tal cual aparece en la página 38 del informe sobre Percepción de la imagen del Fondo de Cultura Económica, página 38, realizados, el informe y la investigación, por Libraria, S.A. de C.V. en el año del señor 2003.
Cambiante, pase. Pero calificar de incalculable la muy benemérita institución del faltismo. De hecho, la probabilidad de no dar con un profesor era en cada ocasión muy alta, y casi una certeza en el horario específico asignado para que impartiera clase, de otro modo hubieran encontrado a todos.
Insisto, a mí me encantan las erratas, los gazapos y los errores. Incurro, recaigo y me plazco en ellos.
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domingo, septiembre 23, 2007
Google, ¿una errata?
Guglear es una palabra bastante nueva. Curioso que, en realidad, provenga de una errata. Googol. Vean el video de Hotwords.
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miércoles, septiembre 19, 2007
Una estrella de la fama con erratas
La imagen de una espléndida Michelle Pfeiffer a punto de cumplir 50 años recibiendo por fin su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood dio la vuelta al mundo la pasada semana. Sus dos hijos, su marido y el productor de televisión David E. Kelley la acompañaron en este inolvidable momento, pero pocos se percataron de que ese instante que quedará siempre en la retina de la actriz no fue perfecto.
La culpa la tuvo un garrafal error de ortografía en el nombre que adornaba el centro de la estrella y que, en principio, pasó desapercibido para los cientos de fans que rodearon la ceremonia a los pies del Teatro Kodak y también para la buena de Michelle que, no sabemos si deliberadamente, ingnoró el fallo para no acabar con la magia del momento
Concretamente, el nombre que presidía la estrella número 2.395 del paseo de la fama de Hollywood, la que recibió la interprete estadounidense, era el de Michelle Pfieffer, una curiosa adaptación de su apellido real Pfeiffer, que alteró el orden de las vocales dejando así en evidencia a la organización de estos glamourosos fastos hollywoodienses.
Alguna vez en portada imprimí el nombre de José Kozer (ese don de la naturaleza hecho poema, como lo llamaba ese otro don de la naturaleza Joseph Ramón Bach) con S, y no de supermán. Como José es buena persona, ahíto mohíno, imagino, alma buena, me mandó una carta generosa, como todas las suyas. Son, creo, las peores erratas del mundo, las nominativas. De suyo, es la mía peor de todas.
Como tengo cara de Alfonso, me ha pasado en varias veces tornarme tal en portada y en interiores, en vez del germánico consejero de los duendes. Hace muchos marzos, no lo primero que publiqué en letra impresa, pues en secundaria, santa madre de las apariciones misteriosas, inicié mis afanes editores con una revista de tintes amarillistas, desde luego, donde casi todo estaba mal escrito, decía pues, no lo primero, pero sí lo primero bueno, digamos, en la Gaceta del FCE, benemérita como pocas, aparecí como Alfonso. Luego, como hacen todos los editores erráticos, me dieron una portada alfrédica. Victoria Camps y Juan Nuño, mis primeros entrevistados en el mundo (¡cuánto tamaño de escrúpulo el mío!) y Juan Nuño generosísimo (Esa es una pregunta muy inteligente, como todas las suyas), maestrísimo. Hace unos días, por cierto, regresé a sus Mitos filosóficos, libro motivo por el cual ensayamos una conversación. Perdimos ambos, Victoria Camps y yo nuestra virginidad periodística, pues nunca la habían entrevistado y nunca había entrevistado yo a nadie. Debería regresar, que es harto agradecible.
En fin, que las erratas onomásticas me ponen nostálgico.
La culpa la tuvo un garrafal error de ortografía en el nombre que adornaba el centro de la estrella y que, en principio, pasó desapercibido para los cientos de fans que rodearon la ceremonia a los pies del Teatro Kodak y también para la buena de Michelle que, no sabemos si deliberadamente, ingnoró el fallo para no acabar con la magia del momento
Concretamente, el nombre que presidía la estrella número 2.395 del paseo de la fama de Hollywood, la que recibió la interprete estadounidense, era el de Michelle Pfieffer, una curiosa adaptación de su apellido real Pfeiffer, que alteró el orden de las vocales dejando así en evidencia a la organización de estos glamourosos fastos hollywoodienses.
Alguna vez en portada imprimí el nombre de José Kozer (ese don de la naturaleza hecho poema, como lo llamaba ese otro don de la naturaleza Joseph Ramón Bach) con S, y no de supermán. Como José es buena persona, ahíto mohíno, imagino, alma buena, me mandó una carta generosa, como todas las suyas. Son, creo, las peores erratas del mundo, las nominativas. De suyo, es la mía peor de todas.
Como tengo cara de Alfonso, me ha pasado en varias veces tornarme tal en portada y en interiores, en vez del germánico consejero de los duendes. Hace muchos marzos, no lo primero que publiqué en letra impresa, pues en secundaria, santa madre de las apariciones misteriosas, inicié mis afanes editores con una revista de tintes amarillistas, desde luego, donde casi todo estaba mal escrito, decía pues, no lo primero, pero sí lo primero bueno, digamos, en la Gaceta del FCE, benemérita como pocas, aparecí como Alfonso. Luego, como hacen todos los editores erráticos, me dieron una portada alfrédica. Victoria Camps y Juan Nuño, mis primeros entrevistados en el mundo (¡cuánto tamaño de escrúpulo el mío!) y Juan Nuño generosísimo (Esa es una pregunta muy inteligente, como todas las suyas), maestrísimo. Hace unos días, por cierto, regresé a sus Mitos filosóficos, libro motivo por el cual ensayamos una conversación. Perdimos ambos, Victoria Camps y yo nuestra virginidad periodística, pues nunca la habían entrevistado y nunca había entrevistado yo a nadie. Debería regresar, que es harto agradecible.
En fin, que las erratas onomásticas me ponen nostálgico.
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domingo, septiembre 16, 2007
Atracción por las erratas
Algunos ejercemos atracción especial sobre las erratas de imprenta, el muñequito o el haba de la Rosca de Reyes y las espinas del pescado. Suerte que no comemos ballenas, porque nos tocaría Jonás. En otro siglo, pudimos sacarnos de la boca, al saborear un pescado, el anillo de algún Dux de Venecia o la esmeralda de Polícrates.
Claro, Alfonso Reyes
Disculparán lo monárquico, pero sus libros se me han ido pegando...
Claro, Alfonso Reyes
Disculparán lo monárquico, pero sus libros se me han ido pegando...
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domingo, agosto 12, 2007
Perdónala
Fe de erratas:
Donde dice: de inspiración arrebatada como a otros compositores románticos
Debe decir: arrebatada a otros compositores románticos
Donde dice su copiosa producción
Debe decir su copiada producción
¿Quién más que Les Luthiers?
Donde dice: de inspiración arrebatada como a otros compositores románticos
Debe decir: arrebatada a otros compositores románticos
Donde dice su copiosa producción
Debe decir su copiada producción
¿Quién más que Les Luthiers?
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viernes, diciembre 15, 2006
El médico del temor
Su abogado Marco Rocchini dijo que demandará judicialmente a La Scala por dañar la reputación de Alagna y agregó tener un certificado del médico del temor que confirma la hipoglucemia sufrida el domingo por la noche. [completo]
* * *
Agradezcamos a Roberto Alagna el mal canto, de otro modo ¿cómo hubiésemos nunca reparado mientes en el médico del temor? Bravo, maestro...
* * *
Agradezcamos a Roberto Alagna el mal canto, de otro modo ¿cómo hubiésemos nunca reparado mientes en el médico del temor? Bravo, maestro...
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lunes, septiembre 18, 2006
La librería del vaticano

La foto es de la agencia efe. El texto que sigue la acompañaba en El Universal. Sabrán ellos dos si es de efe o del segundo:
El Codex Vaticano Urbinate 1270, también conocido como el tratado de Leonardo da Vinci sobre pintura, expuesto en una muestra sobre el pintor italiano en la Librería Nacional en Sofía, Bulgaria. El manuscrito, del siglo XVI, pertenece a la librería del Vaticano y es la primera vez que se presta desde 1657.
Digo, si la librería no ha podido vender el libro desde 1657, no será por el precio único. ¿Será una nueva estrategia comercial, prestarse libros entre librerías? Al menos que salgan a orearse, digo yo.
Que levanten la mano los que estén a favor del precio único.
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sábado, septiembre 09, 2006
Errata y laberinto
eErrata sonriente: Werner Jaeger (1881-1861), nació 20 años después de muerto...
Leo el Laberinto, el sumplemento de Milenio. Recomendable esta semana por la defensa de la ley del libro. Unos y otros, a favor y en contra, descalifican la descalificación y así nos vamos. La derecha, como si las simplificaciones sirvieran para algo, no quiere que leamos. Ni siquiera. Extraño, además, acusarlos de torpes, iltrados y dogmáticos, pero a la vez, altamente inteligentes... En fin.
Leo el Laberinto, el sumplemento de Milenio. Recomendable esta semana por la defensa de la ley del libro. Unos y otros, a favor y en contra, descalifican la descalificación y así nos vamos. La derecha, como si las simplificaciones sirvieran para algo, no quiere que leamos. Ni siquiera. Extraño, además, acusarlos de torpes, iltrados y dogmáticos, pero a la vez, altamente inteligentes... En fin.
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sábado, agosto 05, 2006
Hablar en solapas
Amigos ínfimos, cuenta Jaume Vallcorba, era una de las frases felices cuando hablaba en errata. Otros, algunos, hablan en titulares. Pero, hasta ahora, no había caído en cuenta que Herralde habla en solapas... Vicios oficiosos, digámosles. Otros habrá que hablen en endecasílabos y no faltará quien hable en ofertas y propagandas. Hay quien habla en dichos y refranes y, otros, pocos, en filosofemas. Muchos en monosílabos y pocos sin utilizar, menos mencionar, la letra A. La diversidad que le llaman, pues. Hablemos en castellano, para que nos entiendan en español, los muchos latinos...
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miércoles, agosto 02, 2006
Rábanos amputados
Esta mañana hay una errata en el menú del hospital. Lo que quieren decir, creo, es que esta noche servirán el asado con rábanos importados. Pero lo que dice aquí, en la bandeja del desayuno, es que servirán el asado con rábanos amputados.
Amy Hempel, Razones para vivir, tr. de Manuel Sáenz de Heredia, Tusquets, 1989.
Para el maestro Gordon Lish, dedica Hempel su libro. ¿Alquien ha leído a Gordon Lish en México? ¿Alguien recuerda a Amy Hempel? No conozco ninguno otro de sus libros traducido y Razones para vivir fue saldado.
Amy Hempel, Razones para vivir, tr. de Manuel Sáenz de Heredia, Tusquets, 1989.
Para el maestro Gordon Lish, dedica Hempel su libro. ¿Alquien ha leído a Gordon Lish en México? ¿Alguien recuerda a Amy Hempel? No conozco ninguno otro de sus libros traducido y Razones para vivir fue saldado.
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lunes, julio 31, 2006
Los vencedores y los ganadores
Escucho una entrevista por radio:
En una guerra todos pierden, los vencedores y los ganadores...
En una guerra todos pierden, los vencedores y los ganadores...
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miércoles, julio 12, 2006
La izquierda morena
Le Monde habló de Marcelo Ebrard. Lo citan en La Crónica. Transcriben la declaración de Alejandro Rojas Díaz-Durán: el nuevo perfil político e ideológico de la izquierda morena.
Interesante, en verdad interesante errata...
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domingo, mayo 28, 2006
La carrera de Chapman en la ínsula extraña
Cierto, el buen Keats nunca logró entender que Cortés y Balboa no eran la misma persona. Pero, ¿cómo alguien logra convertir On first looking into Chapman’s Homer en La primera investigación de la carrera de Chapman?
La ignorancia del español tornó, en Trabajos de amor perdidos, la fortuna de la guerra en lafortuna delaguar, pero ¿no el mismo descuido impele al propio Shakespeare en Los dos hidalgos de Verona a enviar a Valentín al puerto de esa Verona tan pariente de Barataria?
Al paso de los años y tras la pérdida total de referencias, terminaremos por leer:
Primeras noticias del maratón de Homero Simpson, por el señor Keats.
Mientras, llano y simple, deberá mediar sentencia judicial para obligarme a leer El código Da Vinci.
La ignorancia del español tornó, en Trabajos de amor perdidos, la fortuna de la guerra en lafortuna delaguar, pero ¿no el mismo descuido impele al propio Shakespeare en Los dos hidalgos de Verona a enviar a Valentín al puerto de esa Verona tan pariente de Barataria?
Al paso de los años y tras la pérdida total de referencias, terminaremos por leer:
Primeras noticias del maratón de Homero Simpson, por el señor Keats.
Mientras, llano y simple, deberá mediar sentencia judicial para obligarme a leer El código Da Vinci.
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jueves, abril 27, 2006
La errata no daña la tipografía, sino la bibliografía
En los libros del gran tipógrafo Manuel Altolaguirre, y gran poeta también, las erratas aparecían hasta en las portadas. Se veían muy bonitas, es cierto; porque la errata no daña la tipografía, sino a la bibliografía.
Andrés Henestrosa
Gracia a AHP.
Andrés Henestrosa
Gracia a AHP.
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jueves, abril 13, 2006
Una ella de algo más vaca que carnero
No sé de cierto si es errata o simple ironía, pues al encabezar la novela de Felipe Alfau, Chromos, uno nunca sabe. Pero, de cualquier forma, merece estar entre las erratas eminentes, ni duda cabe.
Una ella de algo más vaca que carnero
y claro, cito de la edición original en inglés, donde bien pudo haberse ido el dislate...
Una ella de algo más vaca que carnero
y claro, cito de la edición original en inglés, donde bien pudo haberse ido el dislate...
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jueves, marzo 02, 2006
La esposa de Baker
Todos sospechaban de la esposa del panadero, pues murió en forma extraña. Claro, presentó testigos, explicó asuntos, incluso logró convencer a más de uno de la imposibilidad física de causarle daño a su marido. Cuando el fiscal presentó a su testigo estrella, que no hablaba español, sabía bien que no tendría escapatoria. Cuando le preguntaron por el autor del crimen, todos escucharon, por boca del intérprete:
La esposa de Baker...
La esposa de Baker...
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Querido Alfredo:
Comparto esta errata que aparece hoy en
LA JORNADA/ Columna Dinero/ Enrique Galván Ochoa / 19 de marzo, 2008.
"Todo comenzó con una alianza estratégica como las que el gobierno calderonista quiere oficializar en México para explorar enaguas profundas en busca de petróleo"...
Mis enaguas son profundas y pudorosas, así que se rehúsan a cualquier exploración y menos del gobierno. Faltaba más.
Un abrazo