En México, desde luego, y por desgracia, nadie ha escrito, ni al parecer escribirá, las necesarias biografías de Andrés Botas, Ignacio Loera y Chávez, Martín Luis Guzmán, Joaquín Díez Canedo, Arnaldo Orfila, Jaime García Terrés y muchos otros etcéteras, entre quienes se encuentra el propio Octavio Paz, poco recordado como editor.
Sobre el arte de editar e incurrir dichoso en las erratas, entre otros menesteres de los libros, su gozo, su hechura y algunos ensayos sobre variopintos temas.
miércoles, mayo 31, 2006
Epistolarios
New Directions anuncia para fin de año la publicación de la cartas cruzadas entre James Laughlin y Guy Davenport. Ya la editorial ha editado las cartas con Henry Miller, Kenneth Rexroth, Ezra Pound, Delmore Shwartz, William Carlos Williams y Thomas Merton, también, sus homenajes y reflexiones sobre Pound y William Carlos Williams, sus Ensayos fortuitos, editados en español por Vuelta, sus poemas completos y su curiosa autobiografía escrita en verso corto, Byways. Gregory Barnhisel publicó en la University of Massachusetts Press su estudio: James Laughlin, New Directions, and the Remaking of Ezra Pound y Hayden Carruth Beside The Shadlow Tree: A Memoir of James Laughlin, recuerdos de quien fuera su colaborador por muchos años. Laughlin es fundamental para entender la literatura norteamericana del siglo XX. No creo, por desgracia, que veamos pronto la correspondencia entre Octavio Paz y Laughlin, sin duda reveladora. Creada, New Directions, por Laughlin, con el único propósito de que Ezra Pound siempre tuviera casa donde publicar, siempre. Desde luego, toda la vida de la editorial, cumplió con su propósito. Y fue haciendo apuestas interesantes a lo largo de su vida y, siempre, buscó el consejo de amigos poetas y escritores de todo el mundo. Ahora, fiel a su espíritu, es quien edita a Bolaño o a Marías en Estados Unidos, quien publica el libro de Weinberger, en parte traducido por Era hace poco, sobre la guerra de Irak.
En México, desde luego, y por desgracia, nadie ha escrito, ni al parecer escribirá, las necesarias biografías de Andrés Botas, Ignacio Loera y Chávez, Martín Luis Guzmán, Joaquín Díez Canedo, Arnaldo Orfila, Jaime García Terrés y muchos otros etcéteras, entre quienes se encuentra el propio Octavio Paz, poco recordado como editor.
En México, desde luego, y por desgracia, nadie ha escrito, ni al parecer escribirá, las necesarias biografías de Andrés Botas, Ignacio Loera y Chávez, Martín Luis Guzmán, Joaquín Díez Canedo, Arnaldo Orfila, Jaime García Terrés y muchos otros etcéteras, entre quienes se encuentra el propio Octavio Paz, poco recordado como editor.
martes, mayo 30, 2006
Campgràfic y la tipología de las erratas
Campgràfic, no Compugrafic, me señalan mi errata en la ficha del libro de Trapiello. Escribí el nombre de cierta empresa de la cual no sé nada desde hace mucho. ¿Alguien recuerda a Digita Victor? Lo dudo, fue una de las primeras compañías en hacer calculadoras electrónicas en México. Monstruosas y torpes, ni siquiera extraían la raíz cuadrada de los números.
Y pienso en los tipos de erratas:
Erratas por ignorancia, como la de Trabajos de amor perdidos. O como la de consumo por consuno.
Erratas por confusión, como la cometida con Compugrafic.
Erratas por soberbia, como la de Keats.
Erratas por pecunio, las más comunes, por deslectura de originales debida a cuestiones pecunarias, la usura, dirían Pound.
Y las que más amo:
Erratas por alegría, pese a involuntarias, muchas veces, siempre festejables, como la de cerditos hipotecarios.
Mil gracias, Rodrigo.
Y pienso en los tipos de erratas:
Erratas por ignorancia, como la de Trabajos de amor perdidos. O como la de consumo por consuno.
Erratas por confusión, como la cometida con Compugrafic.
Erratas por soberbia, como la de Keats.
Erratas por pecunio, las más comunes, por deslectura de originales debida a cuestiones pecunarias, la usura, dirían Pound.
Y las que más amo:
Erratas por alegría, pese a involuntarias, muchas veces, siempre festejables, como la de cerditos hipotecarios.
Mil gracias, Rodrigo.
Precios y saldos
En burlas veras me decía hace tiempo un amigo editor: en México, debemos comenzar a editar saldos. Porque el precio, al parecer, incide en la compra, contra todos los dogmas y opiniones establecidos. La teoría clásica nos dice: como sólo existe un ofertante, habida cuenta de que los derechos de autor no se comparten, puedo establecer el precio que sea si soy ese ofertante. Claro, la excepción es la de los libros cuyo contenido está libre de derechos, donde la competencia tiende a bajar los precios. El estudio de la cámara es sorprendente por eso mismo, aun cuando exista monopolio en la oferta, el aumento de precios baja la venta. En los otros casos, sería interesante hacer algún análisis. Hace poco escuchaba en una librería el diálogo entre el vendedor y cierta compradora: ¿cuál es la diferencia?, preguntaba sobre tres ediciones del mismo título. El vendedor trataba de explicarle las diferencias de traducción, de cuidado de edición y de calidad de los materiales. Optó por lo más barato, pues lo otro pertenece al reino de los intangibles. Pero imaginemos que la traducción es la misma, como sucede en muchos casos de traducciones de clásicos de domunio público. ¿Cómo elegir? Para quien debe comprar el libro, por motivos escolares, lo ideal es comprar el más barato, aunque si existiera alguna edición propiamente escolar, con glosario y guía de lectura y algunos resúmenes, quizás la prefiriera. La red está llena de búsquedas de resúmenes, glosarios y definiciones. Un buen resumen de Pedro Páramo, ¿de qué trata La peor señora del mundo? Y las ediciones escolares casi no existen en nuestro país. Por no hablar de las enormes variaciones entre ediciones de la misma obra. Los sonetos de sor Juana, por poner un ejemplo, fueron editados, como tales, por Xavier Villaurrutia en Nueva Cultura, con una dosis veneranda de erratas y deslices, mismos que se han ido perpetuando, desde errores ortográficos hasta errores en la fijación del texto, pues no disponía de todos los elementos para hacerlo. Si se compulsa la obra completa del Fondo de Cultura Económica, de Méndez Plancarte, ser verán las variaciones y las malas asignaciones. La antología de Villaurrutia, curiosomante, era una obra comercial, aunque suene extraño y, lo más sorprendente, no es de dominio público, aunque a nadie parece preocuparle mucho. Ya Ermilio Abreu Gómez había caminado antes de Villaurrutia en la fijación del texto, quien también hizo algunas ediciones de sor Juana.
Te muestras voluptuosa e imprudente, dice la antología de Villaurrutia de los poemas de Rebolledo. Las Obras reunidas, ediadas hace poco, enmiendan el error: Te muestras voluptuosa e impudente. Cultura y Nueva Cultura hicieron época pese a que lo mucho que hicieron lo hicieron con poco. De nuevo: el precio.
He pensado mucho el asunto del precio y cada día estoy menos cierto de nada. Pensaba antes que en México existían varios mercados definidos, por una parte el mercado que compra precio, es decir, que no le importan los intangibles sino la calidad mínima por el precio mínimo. Por otra parte, el mercado ilustrado, por llamarlo así, que compra libros por su contenido. Incide, desde luego, el precio, pero tiene la opción de la fotocopia, de la biblioteca y, digámoslo tal cual es, el mercado negro, producto no tanto de la piratería cuando del robo programado. Incluye, pero no se agota, en el público universitario. Por otra parte, el libro de colección, digamos, el de bibliófico y el de aforno, bonito y caro, para un público cada uno harto específico. No pienso en el libro de texto, que tiene otra lógica.
¿El mercado ilustrado se pasa al mercado de precio y vuelve al comprador de contenido casi un coleccionista? Así parece.
Frenta a la Biblioteca Lerdo de Tejada existe una papelería que estuvo cerrada por varios años, producto de una huelga alargada por ya nadie se acuerda cuál problema. Al recuperar su negocio, el dueño de la papelería decidión rematar lo que había dentro, en rigor, basura añeja. Con altavoces pregonaban sus vendedoros: todo a diez pesos. Fue tal su éxito que ahora vende todo a diez pesos. Lo que venda es lo de menos. Ése es el mercado del precio en su máxima expresión.
En las primeras ferias del libro del Zócalo, no había luz eléctrica en las carpas, y en la noche ya nadie veía nada, pues la luz de la plaza apenas llegaba dentro de las carpas. Un amigo vendía en una mesa libros a diez pesos. La gente, a obscuras, se los llevaba.
¿Hacer una colección de puro precio? Quizá. Quizá.
¿Hacer una colección de puro precio con excelentes contenidos? Quizá.
¿Hacer una colección de excelentes contenidos a un precio excelente? Mejor. Siempre y cuando se recuerde que no hay libro más caro que el que no se vende.
Te muestras voluptuosa e imprudente, dice la antología de Villaurrutia de los poemas de Rebolledo. Las Obras reunidas, ediadas hace poco, enmiendan el error: Te muestras voluptuosa e impudente. Cultura y Nueva Cultura hicieron época pese a que lo mucho que hicieron lo hicieron con poco. De nuevo: el precio.
He pensado mucho el asunto del precio y cada día estoy menos cierto de nada. Pensaba antes que en México existían varios mercados definidos, por una parte el mercado que compra precio, es decir, que no le importan los intangibles sino la calidad mínima por el precio mínimo. Por otra parte, el mercado ilustrado, por llamarlo así, que compra libros por su contenido. Incide, desde luego, el precio, pero tiene la opción de la fotocopia, de la biblioteca y, digámoslo tal cual es, el mercado negro, producto no tanto de la piratería cuando del robo programado. Incluye, pero no se agota, en el público universitario. Por otra parte, el libro de colección, digamos, el de bibliófico y el de aforno, bonito y caro, para un público cada uno harto específico. No pienso en el libro de texto, que tiene otra lógica.
¿El mercado ilustrado se pasa al mercado de precio y vuelve al comprador de contenido casi un coleccionista? Así parece.
Frenta a la Biblioteca Lerdo de Tejada existe una papelería que estuvo cerrada por varios años, producto de una huelga alargada por ya nadie se acuerda cuál problema. Al recuperar su negocio, el dueño de la papelería decidión rematar lo que había dentro, en rigor, basura añeja. Con altavoces pregonaban sus vendedoros: todo a diez pesos. Fue tal su éxito que ahora vende todo a diez pesos. Lo que venda es lo de menos. Ése es el mercado del precio en su máxima expresión.
En las primeras ferias del libro del Zócalo, no había luz eléctrica en las carpas, y en la noche ya nadie veía nada, pues la luz de la plaza apenas llegaba dentro de las carpas. Un amigo vendía en una mesa libros a diez pesos. La gente, a obscuras, se los llevaba.
¿Hacer una colección de puro precio? Quizá. Quizá.
¿Hacer una colección de puro precio con excelentes contenidos? Quizá.
¿Hacer una colección de excelentes contenidos a un precio excelente? Mejor. Siempre y cuando se recuerde que no hay libro más caro que el que no se vende.
domingo, mayo 28, 2006
La carrera de Chapman en la ínsula extraña
Cierto, el buen Keats nunca logró entender que Cortés y Balboa no eran la misma persona. Pero, ¿cómo alguien logra convertir On first looking into Chapman’s Homer en La primera investigación de la carrera de Chapman?
La ignorancia del español tornó, en Trabajos de amor perdidos, la fortuna de la guerra en lafortuna delaguar, pero ¿no el mismo descuido impele al propio Shakespeare en Los dos hidalgos de Verona a enviar a Valentín al puerto de esa Verona tan pariente de Barataria?
Al paso de los años y tras la pérdida total de referencias, terminaremos por leer:
Primeras noticias del maratón de Homero Simpson, por el señor Keats.
Mientras, llano y simple, deberá mediar sentencia judicial para obligarme a leer El código Da Vinci.
La ignorancia del español tornó, en Trabajos de amor perdidos, la fortuna de la guerra en lafortuna delaguar, pero ¿no el mismo descuido impele al propio Shakespeare en Los dos hidalgos de Verona a enviar a Valentín al puerto de esa Verona tan pariente de Barataria?
Al paso de los años y tras la pérdida total de referencias, terminaremos por leer:
Primeras noticias del maratón de Homero Simpson, por el señor Keats.
Mientras, llano y simple, deberá mediar sentencia judicial para obligarme a leer El código Da Vinci.
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sábado, mayo 27, 2006
Ahora sí, Juan Rulfo™
Lo dicho, y comentado, el nombre Juan Rulfo es, desde ahora, marca registrada, según nota de milenio. Pésimo precedente, en muchos sentidos.
Veamos la ofensa de Segovia:
Juan Rulfo me parece uno de los más grandes novelistas y cuentistas del mundo. [...] Nadie sabe por qué Rulfo tenía ese talento. En otros autores uno puede rastrear el trabajo, la cultura, las influencias e incluso la biografía, pero Rulfo es un puro milagro.
Un puro milagro, uno de los más grandes novelistas.
Siguiendo a Mario Muchnick pensé titular esta bitácora Viudas y huérfanos, con la deliciosa anfibología tipográfica y heredera. ¿Qué desean, en rigor, los herederos de Rulfo? Ojalá ellos lo sepan.
Por mi parte, para no incurrir en despropósitos, se convertirá en JR. ¿Alguien recuerda el desastre editorial de la obra de César Vallejo por el fervor monetario de su viuda? A los herederos de JR, lamento decirlo, no les molestan los adelantos de dinero, cotizados en dólares, nada milagrosos y harto explicables. Han cambiado ya tres veces de editorial y han permitido varias ediciones de bolsillos, no todo lo buenas que debieran ser. Felipe Vázquez nos cuenta los errores de las ediciones, de las cuales, las originales, no están ya en el mercado.
Conservo las ediciones de sus ambos libros, un puro milagro su existencia, compradas hace muchos abriles. El Llano en llamas en secundaria, pues Macario estaba en el menú de lecturas de ese año. Pasaron varios más hasta llegar a todo el libro y a Pedro Páramo.
Me niego a darle un solo peso mío a los herederos. JR es un puro milagro, pero no para que le pongan altarcitos. ¿No han leído sus herederos Anacleto Morones? ¿También registrarán la marca Pedro Páramo?
Veamos la ofensa de Segovia:
Juan Rulfo me parece uno de los más grandes novelistas y cuentistas del mundo. [...] Nadie sabe por qué Rulfo tenía ese talento. En otros autores uno puede rastrear el trabajo, la cultura, las influencias e incluso la biografía, pero Rulfo es un puro milagro.
Un puro milagro, uno de los más grandes novelistas.
Siguiendo a Mario Muchnick pensé titular esta bitácora Viudas y huérfanos, con la deliciosa anfibología tipográfica y heredera. ¿Qué desean, en rigor, los herederos de Rulfo? Ojalá ellos lo sepan.
Por mi parte, para no incurrir en despropósitos, se convertirá en JR. ¿Alguien recuerda el desastre editorial de la obra de César Vallejo por el fervor monetario de su viuda? A los herederos de JR, lamento decirlo, no les molestan los adelantos de dinero, cotizados en dólares, nada milagrosos y harto explicables. Han cambiado ya tres veces de editorial y han permitido varias ediciones de bolsillos, no todo lo buenas que debieran ser. Felipe Vázquez nos cuenta los errores de las ediciones, de las cuales, las originales, no están ya en el mercado.
Conservo las ediciones de sus ambos libros, un puro milagro su existencia, compradas hace muchos abriles. El Llano en llamas en secundaria, pues Macario estaba en el menú de lecturas de ese año. Pasaron varios más hasta llegar a todo el libro y a Pedro Páramo.
Me niego a darle un solo peso mío a los herederos. JR es un puro milagro, pero no para que le pongan altarcitos. ¿No han leído sus herederos Anacleto Morones? ¿También registrarán la marca Pedro Páramo?
viernes, mayo 26, 2006
La obscura transparencia
De todas las metáforas públicas, profundas, aquellas por las cuales guiamos nuestras acciones y ordenamos nuestros pensamientos, mismas que nos permiten situarnos en el pasado y en el futuro, metáforas a cuya sombra entendemos los procesos que vivimos e intentamos lograr aquello que deseamos como personas y también como grupos y sociedades; de todas esas metáforas profundas, decía, la transparencia es de las más recientes. Y, como toda innovación pública, engendra enemigos. Porque todas esas metáforas nuevas, extrañas, crean otras maneras de percibir el mundo y, también, de situarnos y responder a él.
No sé de cierto si su origen deba rastrearse a la arquitectura transparente defendida y difundida por los arquitectos alemanes como respuesta y contrapeso a los delirios y controles nazis, al ideal grandielocuente y masivo del Tercer Reich. Visible, accesible, claro y verificable son los conceptos que la rondan. Hacer transparente el edificio público, pensaban, transparentaría el estado, renovaría la confianza, en claro contraste a la cerrazón, mostrada en la fortaleza arquitectónica bélica, del autoritarismo anterior. No olvidemos que el nazismo fue, también, un delirio arquitectónico, una apuesta por la reconstrucción de la ciudad.
La mayoría de los arquitectos apostaban, más bien, al retorno a las formas y proporciones clásicas para sanar mejor esa confianza herida, habida cuenta de que la mayor parte de quienes realizaban el trabajo en los distintos ministerios lo habían hecho en los ministerios nazis.
El edificio del parlamento, con sus muros transparentes, fue, entonces, tanto una declaración del propio poder público por lograr sanar esa confianza, como una apuesta arquitectónica por hacer, del edificio público, un lugar del todo visible. Sirva el enunciado como planteamiento de una posible hipótesis. Nada más difícil que fechar el nacimiento de una metáfora y su desarrollo público.
Recordemos ese invento extraño de los derechos humanos o la libertad prístina del individuo. Mucho siglos fueron necesarios para aceptar, como sociedad, por medio de las leyes, que la esclavitud no es natural y que todos, precisamente porque nacemos, somos libres, porque debiéramos serlo.
Así con la transparencia. No deseamos, tan sólo, conocer los modos y maneras en que los gobernantes tuercen la ley y se enriquecen. Queremos, que de tan transparente, el gobierno sea limpio, condición indispensable para que el cristal no se perciba.
[Publicado en Libro de notas]
No sé de cierto si su origen deba rastrearse a la arquitectura transparente defendida y difundida por los arquitectos alemanes como respuesta y contrapeso a los delirios y controles nazis, al ideal grandielocuente y masivo del Tercer Reich. Visible, accesible, claro y verificable son los conceptos que la rondan. Hacer transparente el edificio público, pensaban, transparentaría el estado, renovaría la confianza, en claro contraste a la cerrazón, mostrada en la fortaleza arquitectónica bélica, del autoritarismo anterior. No olvidemos que el nazismo fue, también, un delirio arquitectónico, una apuesta por la reconstrucción de la ciudad.
La mayoría de los arquitectos apostaban, más bien, al retorno a las formas y proporciones clásicas para sanar mejor esa confianza herida, habida cuenta de que la mayor parte de quienes realizaban el trabajo en los distintos ministerios lo habían hecho en los ministerios nazis.
El edificio del parlamento, con sus muros transparentes, fue, entonces, tanto una declaración del propio poder público por lograr sanar esa confianza, como una apuesta arquitectónica por hacer, del edificio público, un lugar del todo visible. Sirva el enunciado como planteamiento de una posible hipótesis. Nada más difícil que fechar el nacimiento de una metáfora y su desarrollo público.
Recordemos ese invento extraño de los derechos humanos o la libertad prístina del individuo. Mucho siglos fueron necesarios para aceptar, como sociedad, por medio de las leyes, que la esclavitud no es natural y que todos, precisamente porque nacemos, somos libres, porque debiéramos serlo.
Así con la transparencia. No deseamos, tan sólo, conocer los modos y maneras en que los gobernantes tuercen la ley y se enriquecen. Queremos, que de tan transparente, el gobierno sea limpio, condición indispensable para que el cristal no se perciba.
[Publicado en Libro de notas]
jueves, mayo 25, 2006
Se representa el papel que desee, precios módicos
Leo el resumen de una novela publicada en Francia por Seuil que me llamó profundamente la atención. Es una novela de un escritor joven con anécdota por demás atendible, habrá que ver cómo la desarrolla. Presenta a un personaje femenino, actriz joven desempleada, que decide anunciarse en el periódico para actuar de manera privada, doméstica, el papel que se desee. Así, uno puede llamarla para que sea la prima de visita, o la novia del momento, o la vecina impertinente. Y todo marcha de maravilla hasta que alguien la contrata para que sea su esposa embarazada... No sé a dónde lleve la historia el autor, pero el planteamiento es bueno.
miércoles, mayo 24, 2006
Nueva ley del libro, precio único y excepciones
Reunión en la Cámara Nacional de la Industria Editorial. Casi todos, entre la euforia y la depresión por el precio único. ¿Y puedo regalar algo con mis libros? ¿Y puedo dar otro precio para venta a plazos? ¿Y puedo dar descuentos en las ferias? ¿Y puedo dar descuentos a las escuelas? No, la respuesta clara. No se puede, el precio único será único o no será.
El costo del flete, según una cadena de librerías del sureste mexicano es de 3% sobre el precio de venta al público. Los fletes ya no son tan caros. DHL, en Chile, otorga a los editores un descuentos del 81%, ochenta y uno por ciento. Se intentará lo mismo en México.
Un dato muy preocupante. De la inelasticidad a la elasticidad negativa (1.38) con respecto al precio de venta. Todo por medio de un estudio de campo. El viejo mito de la inelasticidad del precio en los libros se viene abajo, lo cual significa que debemos cambiar las estrategias de precios.
Otro dato preocupante, el salario promedio de los trabajadores del medio librero apenas es 50% superior al salario mínimo. El gerente de una librería, gana, en promedio, $6,000.00 (seis mil pesos). Y en las distribuidoras la situación es menos halaguëña.
Nadie quiere hablar, por lo mismo, de la corrupción. Nadie.
Para el gozo general, poco valorado. Se define por vez primera a nivel legal lo que significa la cadena productiva del libro, las biblitecas escolares y de aula y, lo más importante, se establece la obligación del estado por fomentar la lectura. Antes de la ley no había obligación alguna.
Quizáse logre algún acuerdo de sugerir una baja entre el 15 y el 20 por ciento del precio de todos los libros a la entrada en vigor no tanto de la ley como de su reglamento. De este modo quedará claro que quienes auguran y pregonan un aumento en el precio de los libros no saben de lo que hablan.
Mucha insistencia en el libro como bien cultural y no mercancía.
Todos esperamos su publicación, pronto.
Día más bien largo, conversación con la gente de Tarahumara por la tarde, bromas sobre los mejicas y los gachipines y algunos otros menesteres.
Propuse redactar un manual de sobrevivencia al precio único en burlas veras.
Y, desde luego, las varias erratas en el texto de la ley. ¡Ni siquiera podemos ahorrarnos las erratas en lo que no publicamos!
El costo del flete, según una cadena de librerías del sureste mexicano es de 3% sobre el precio de venta al público. Los fletes ya no son tan caros. DHL, en Chile, otorga a los editores un descuentos del 81%, ochenta y uno por ciento. Se intentará lo mismo en México.
Un dato muy preocupante. De la inelasticidad a la elasticidad negativa (1.38) con respecto al precio de venta. Todo por medio de un estudio de campo. El viejo mito de la inelasticidad del precio en los libros se viene abajo, lo cual significa que debemos cambiar las estrategias de precios.
Otro dato preocupante, el salario promedio de los trabajadores del medio librero apenas es 50% superior al salario mínimo. El gerente de una librería, gana, en promedio, $6,000.00 (seis mil pesos). Y en las distribuidoras la situación es menos halaguëña.
Nadie quiere hablar, por lo mismo, de la corrupción. Nadie.
Para el gozo general, poco valorado. Se define por vez primera a nivel legal lo que significa la cadena productiva del libro, las biblitecas escolares y de aula y, lo más importante, se establece la obligación del estado por fomentar la lectura. Antes de la ley no había obligación alguna.
Quizáse logre algún acuerdo de sugerir una baja entre el 15 y el 20 por ciento del precio de todos los libros a la entrada en vigor no tanto de la ley como de su reglamento. De este modo quedará claro que quienes auguran y pregonan un aumento en el precio de los libros no saben de lo que hablan.
Mucha insistencia en el libro como bien cultural y no mercancía.
Todos esperamos su publicación, pronto.
Día más bien largo, conversación con la gente de Tarahumara por la tarde, bromas sobre los mejicas y los gachipines y algunos otros menesteres.
Propuse redactar un manual de sobrevivencia al precio único en burlas veras.
Y, desde luego, las varias erratas en el texto de la ley. ¡Ni siquiera podemos ahorrarnos las erratas en lo que no publicamos!
martes, mayo 23, 2006
El amor por la tipografía y la imprenta moderna
En edición diferente los libros dicen cosa distinta, dice Andrés Trapiello que dice Juan Ramón Jiménez. Leo en el suplemento de este sábado de ABC reseñas y probada del libro Imprenta moderna. Tipografía y literatura en España, 1874-2005, Compugráfic Editors. Imagino que deberé pedírselo a algún amigo que pronto irá por aquellos lares, pues difícilmente lo importarán a México. Cuánto bueno, y cuánto malo, también, los transterrados dieron a la industria editorial mexicana. Espero que este libro hable de lo bueno, ya Gerardo Deniz habló de lo malo. Jesús Marchamalo nos dice en su cometario: No se sabe por qué razón hay tantos libros mal hechos y feos, cuando cuesta el mismo trabajo y por lo general no más dinero hacerlos bien y bonitos. Podríamos citar de nuevo el ramonísimo comentario de las corbatas feas, pero es más sencillo de lo que parece: hacer una obra de arte extraordinaria cuesta lo mismo, bien visto, que hacer un mazacote, todo depende del gusto y la destreza. Cito a Trapiello: en España la mayor parte de sus libros fundamentales en el último siglo se han editado fea y pobremente, y los hemos leído en ediciones corrientes, cuando no andrajosas, lo cual dice mucho del país, de nuestra literatura y de nosotros mismos.
Abelardo Linares, grande editor, recuerda el caso de José María Carretero, autor de best sellers y periodista de entreguerras, cito: ...pese a su popularidad y muchas ventas, nunca llegó a tener vitrola literaria ni obtuvo una sola reseña, pongo por caso, en Revista de Occidente. En nuestro presente, sus novelas (las de alguien con su éxito y su calidad de escritura) no sólo serían llevadas al cine, también abrirían los suplementos literarios y a él le lllamaría a la Real Academia e incluso el Ministerio de Cultura le pasearía por todas las Ferias del Libro de Hispanoamérica. ¿Pérez Reverte?
Se edita mal, se edita sin gusto y se edita sin sentido. Interesan las ventas, y tanto interesan que son capaces de sacrificar la mediocridad, y publicar algunos libros bueno, si se venden.
Un libro como el de Trapiello merece, tan sólo la noticia de su aparición, nuestra esperanza.
Abelardo Linares, grande editor, recuerda el caso de José María Carretero, autor de best sellers y periodista de entreguerras, cito: ...pese a su popularidad y muchas ventas, nunca llegó a tener vitrola literaria ni obtuvo una sola reseña, pongo por caso, en Revista de Occidente. En nuestro presente, sus novelas (las de alguien con su éxito y su calidad de escritura) no sólo serían llevadas al cine, también abrirían los suplementos literarios y a él le lllamaría a la Real Academia e incluso el Ministerio de Cultura le pasearía por todas las Ferias del Libro de Hispanoamérica. ¿Pérez Reverte?
Se edita mal, se edita sin gusto y se edita sin sentido. Interesan las ventas, y tanto interesan que son capaces de sacrificar la mediocridad, y publicar algunos libros bueno, si se venden.
Un libro como el de Trapiello merece, tan sólo la noticia de su aparición, nuestra esperanza.
lunes, mayo 22, 2006
Visita al infierno
Veo en televisión un capítulo de una serie sobre fiscales, policías y criminales, donde el principal sospechoso es un escritor. Como evidencia, aparece un libro de Rimbaud. Traducen: Visita al infierno. Luego, entrevistan a un testigo de una plática entre el sospechoso y otro escritor, hablan de un libro, traducen: El entierro de Finnegans. Como la traducción del papa y la esposa de Baker, las referencias culturales cada día son más desconocidas. Quizás es generacional, ya los egipcios se quejaban de cuán poco prometían las nuevas generaciones...
viernes, mayo 19, 2006
El griego Demóstoles
elmundo.es celebra el día de internet con sus meteduras de pata, como las llama. Festejable el humor, a veces inexistente en los medios editoriales.
jueves, mayo 18, 2006
La desaparición
El libro no va a desaparecer, ya desapareció. Los actuales libros no son sino fantasmas, almas en pena, de otros, viejos y venerables, amnésicos y anodinos. El libro era una extensión de la memoria y la imaginación, ventana al saber y autoridad señalada, caracterísitcas todas ausentes casi por completo en los libros de ahora.
La memoria ya no radica en los libros, se ha perdido. La memoria colectiva de la humanidad es muy pequeña, los referentes claves han pasado a planos nuevos y distintos, visuales y endebles.
La imaginación ya no radica en los libros, se fugó de pronto a los medios visuales y no ha regresado. La imaginación de la humanidad cada día es más igual a sí misma, menos arriegada y más aburrida.
El saber pasa ahora por las ventanas de la computadora y sabe más quien tiene más visitas a su sitio.
La autoridad ha desaparecido, pervive el dinero. Nadie es capaz de ofrecer una definición de nada so riesgo de perder clientelas. Hasta la mugre, decía, es ahora ascéptica.
La libre circulación de las personas y las ideas es letra muerta. Las fronteras se fortifican, el libre comercio impide la colaboración ente empresas culturales.
La edición independiente se desvanece, basta leer el nuevo libro El control de la palabra de André Schiffrin.
Debemos buscar formas alternas de lograr la reflexión y la belleza. ¡Vaya tarea la nuestra tan fascinante! ¡Vaya momento tan negro!
La memoria ya no radica en los libros, se ha perdido. La memoria colectiva de la humanidad es muy pequeña, los referentes claves han pasado a planos nuevos y distintos, visuales y endebles.
La imaginación ya no radica en los libros, se fugó de pronto a los medios visuales y no ha regresado. La imaginación de la humanidad cada día es más igual a sí misma, menos arriegada y más aburrida.
El saber pasa ahora por las ventanas de la computadora y sabe más quien tiene más visitas a su sitio.
La autoridad ha desaparecido, pervive el dinero. Nadie es capaz de ofrecer una definición de nada so riesgo de perder clientelas. Hasta la mugre, decía, es ahora ascéptica.
La libre circulación de las personas y las ideas es letra muerta. Las fronteras se fortifican, el libre comercio impide la colaboración ente empresas culturales.
La edición independiente se desvanece, basta leer el nuevo libro El control de la palabra de André Schiffrin.
Debemos buscar formas alternas de lograr la reflexión y la belleza. ¡Vaya tarea la nuestra tan fascinante! ¡Vaya momento tan negro!
miércoles, mayo 17, 2006
¿Mejica?
Hace tiempo un editor español me refirió mediante el término mejica, editor mejica. Reclamé a quien nos había puesto en charla intermediaria, un agente literario, mismo que se lavó las manos. Al final, me dijo el agente, él no me había llamado mejica y, de hecho, tenía algunos amigos latinoamericanos a quienes no le gustaba que le dijeran sudacas. Me felicité, desde luego, por no ser uno de sus amigos y agradecí el dato del distribuidor español a quien no permiten ahora participar en la feria del libro de Madrid por distribuir fondos de editoriales no españolas, según las razones dadas por Teodoro Sacristán, su director.
Porque madrileña es la distribuidora y la feria está destinada en primer lugar a las librerías, distribuidoras y editoras madrileñas. En los estatutos nunca se menciona el origen geográfico de los libros como requisito de participación, sólo la ubicación geográfica del negocio como requisito importante, más no excluyente.
¿Discriminación? ¿Falta de españolidad? ¿Demasiada mejicanidad? ¿Idiotez? ¿Chovinismo? ¿Maxmordonía?
Porque madrileña es la distribuidora y la feria está destinada en primer lugar a las librerías, distribuidoras y editoras madrileñas. En los estatutos nunca se menciona el origen geográfico de los libros como requisito de participación, sólo la ubicación geográfica del negocio como requisito importante, más no excluyente.
¿Discriminación? ¿Falta de españolidad? ¿Demasiada mejicanidad? ¿Idiotez? ¿Chovinismo? ¿Maxmordonía?
martes, mayo 16, 2006
Discriminación española
Me envía Luis Izquierdo, de la distribuidora española Tarahumara, la siguiente carta que comparto, luego comento en forma:
Somos una pequeña distribuidora especializada en fondos editoriales de libros académicos y de humanidades provenientes de Argentina, México y Chile alguna colombiana. No distribuimos libros escritos en otra lengua que no sea el español.
El motivo por el que nos dirigimos a Uds. es denunciar la que parece ser la principal razón por la que nos niegan participar en la Feria: atendemos fondos de editoriales no españolas.
Creo que ese argumento está en flagrante contradicción con casi todos los principios que animan la libre circulación de libros en el ámbito de nuestra lengua; así como con la práctica generalizada en todas las ferias del libro que se celebran en los países de nuestra lengua. Supongo que a muchos de Uds.les costará entender que característica confiere a Random House, Mondadori o Bertelsman una mayor dosis de españolidad que a la UNAM, Beatriz Viterbo, Infinito, Universitaria de Chile, Verdehalago, Cuatro Vientos, Paradiso, Argonauta, Galerna, Leviatán, Universidad Iberoamericana, UAM, Aldus, Alción....
Como podrán comprobar este segundo párrafo no debió dejar satisfecho al redactor de la carta pues inmediatamente recurre a dos artículos del Reglamento de la Feria: el 7 y el 23. El primero de ellos, como pueden leer en su página web, no hace la más mínima mención al origen geográfico de los libros. Más bien el espíritu que lo inspira trata de evitar uno de los problemas de la Feria que no es otro que la repetición en muchas casetas de los mismos libros. Nada que ver con nosotros. Los trescientos o cuatrocientos títulos que iban a estar en nuestra caseta no estarán en ninguna otra.
Pienso que el artículo 23 es el único que podrían aplicarnos. Reza literalmente como sigue:
"La Comisión de la Feria del Libro se reserva la decisión final en la interpretación de los artículos del presente Reglamento, y en los supuestos no explícitamente contemplados en este artículo".
Pudiendo alegar exclusivamente este artículo 23 me pregunto ¿por qué incluyen ese segundo párrafo? ¿Será chovinismo o pura estupidez? Quizá sean las dos cosas, que además suelen ir de la mano, o quizá se trate de algo muy común también por estos pagos : ningunear a quien supuestamente posee menos medios de defensa y no tiene recursos, tiempo ni vocación para el cabildeo cerca de los "poderosos".
Pido a quienes coincidan con estos puntos de vista y tengan alguna posibilidad de intervención en este tipo de cuestiones que tratemos de evitar su repetición en el futuro.
Saludos
Luis Izquierdo Loyola
TARAHUMARA ,S.L.
Somos una pequeña distribuidora especializada en fondos editoriales de libros académicos y de humanidades provenientes de Argentina, México y Chile alguna colombiana. No distribuimos libros escritos en otra lengua que no sea el español.
El motivo por el que nos dirigimos a Uds. es denunciar la que parece ser la principal razón por la que nos niegan participar en la Feria: atendemos fondos de editoriales no españolas.
Creo que ese argumento está en flagrante contradicción con casi todos los principios que animan la libre circulación de libros en el ámbito de nuestra lengua; así como con la práctica generalizada en todas las ferias del libro que se celebran en los países de nuestra lengua. Supongo que a muchos de Uds.les costará entender que característica confiere a Random House, Mondadori o Bertelsman una mayor dosis de españolidad que a la UNAM, Beatriz Viterbo, Infinito, Universitaria de Chile, Verdehalago, Cuatro Vientos, Paradiso, Argonauta, Galerna, Leviatán, Universidad Iberoamericana, UAM, Aldus, Alción....
Como podrán comprobar este segundo párrafo no debió dejar satisfecho al redactor de la carta pues inmediatamente recurre a dos artículos del Reglamento de la Feria: el 7 y el 23. El primero de ellos, como pueden leer en su página web, no hace la más mínima mención al origen geográfico de los libros. Más bien el espíritu que lo inspira trata de evitar uno de los problemas de la Feria que no es otro que la repetición en muchas casetas de los mismos libros. Nada que ver con nosotros. Los trescientos o cuatrocientos títulos que iban a estar en nuestra caseta no estarán en ninguna otra.
Pienso que el artículo 23 es el único que podrían aplicarnos. Reza literalmente como sigue:
"La Comisión de la Feria del Libro se reserva la decisión final en la interpretación de los artículos del presente Reglamento, y en los supuestos no explícitamente contemplados en este artículo".
Pudiendo alegar exclusivamente este artículo 23 me pregunto ¿por qué incluyen ese segundo párrafo? ¿Será chovinismo o pura estupidez? Quizá sean las dos cosas, que además suelen ir de la mano, o quizá se trate de algo muy común también por estos pagos : ningunear a quien supuestamente posee menos medios de defensa y no tiene recursos, tiempo ni vocación para el cabildeo cerca de los "poderosos".
Pido a quienes coincidan con estos puntos de vista y tengan alguna posibilidad de intervención en este tipo de cuestiones que tratemos de evitar su repetición en el futuro.
Saludos
Luis Izquierdo Loyola
TARAHUMARA ,S.L.
lunes, mayo 15, 2006
Christiano Wolfio
En 1687, Christiano Wolfio publicó la primera reseña de Confucius sinarum philosophus editado ese mismo año en París por Daniel Horthemels, reseña que publicó en Philosophical transactions of the Royal society of London : giving some accompt of the present undertakings, studies, and labours of the ingenious in many considerable parts of the world, si me permiten citar su título en toda su gloriosa vejez. Luego, hacer una defensa pública de la racionalidad de la ética confuciana, le costará el puesto de catedrático, asunto del pensamiento único de la época. Inicia su reseña de la siguiente forma: The famed chinese philosopher Cum-fu-cu or, as we call him, Confucius..." Y las batallas por la trasliteración ya comenzaban, no entre el Wide-Giles y el Pinyin, sino entre el latín y las otras lenguas. No olvidemos que fue el grande Matteo Ricci quien elaboró el primer diccionario chino a lengua occidental, al portugu+es, por razones de patrocinio. Casi nadie recuerda a Christiano Wolfio, como le llamaron algunos, Christian Wolff, según su nombre original, quien fuera mentor de Kant y lo ayudara como ninguno a despertar, junto con Hume, desde luego, de su sueño dogmático. ¿Alquien recuerda acaso que Salieri fue mentor de Beethoven?
Recuerdo a Wolfio por dos razones, no por extrañas y lejanas menos significativas. La primera, es la digitalización de todo lo que se ha publicado en el mundo, digitalización que avanza a pasos agigantados y de lo cual nadie quiere enterarse en los medios, no digamos mexicanos, sería mucho pedir, hispanohablantes, como le gusta decir a los ibéricos españoles. La segunda la comentaré al final.
Quien desee comprar el libro de don Confucio, puede encontrarlo aquí:
Quien desee leer la propia reseña del mismo don Christiano, puede hacerlo aquí, donde por cierto encontrará también reseñados los Principia Mathematica de Newton.
Quien desee leer la traducción latina, puede buscarla con todas las pistas dadas, será sencillo. Incluso podrá rastrear esa misma traducción a otros idiomas, pues la mayoría de las primeras traducciones fueron falsas traducciones, y muchas en disponibles ahora siguen siéndolo, no por medio del vehículo latino del pensamiento único de entonces, sino por el vehículo del inglés de ahora.
Nada así sucede en español, estamos lejos, muy lejos de la revolución digital y hasta parece que nos enorgullecemos de ello. Mal y poco futuro nos espera de seguir así.
La segunda razón sonará quizás extraña. Lo recuerdo sobre el asunto de Peter Hanke y la comedia francesa y los crímenes de guerra y el tribunal de La Haya y la OTAN y, sobre todo, por el pensamiento único.
La intolerancia siempre sigue la senda de la argumentación ad hominem, siempre. Le pasó a Christiano Wolfio hace más de trescientos años. Le pasa a Handke ahora. Nadie esgrime razones, sólo condena.
No puedo siquiera pretender entrar en detalles. Tan sólo señalo que entre más crean quienes lo censuran que defiende a Milosevic, menos argumentos tienen, pues la única razón para no montar la obra sería que la obra no cumpliera con la calidad necesaria. Lo demás es llana censura y pensamiento único: intolerancia.
Recuerdo a Wolfio por dos razones, no por extrañas y lejanas menos significativas. La primera, es la digitalización de todo lo que se ha publicado en el mundo, digitalización que avanza a pasos agigantados y de lo cual nadie quiere enterarse en los medios, no digamos mexicanos, sería mucho pedir, hispanohablantes, como le gusta decir a los ibéricos españoles. La segunda la comentaré al final.
Quien desee comprar el libro de don Confucio, puede encontrarlo aquí:
Quien desee leer la propia reseña del mismo don Christiano, puede hacerlo aquí, donde por cierto encontrará también reseñados los Principia Mathematica de Newton.
Quien desee leer la traducción latina, puede buscarla con todas las pistas dadas, será sencillo. Incluso podrá rastrear esa misma traducción a otros idiomas, pues la mayoría de las primeras traducciones fueron falsas traducciones, y muchas en disponibles ahora siguen siéndolo, no por medio del vehículo latino del pensamiento único de entonces, sino por el vehículo del inglés de ahora.
Nada así sucede en español, estamos lejos, muy lejos de la revolución digital y hasta parece que nos enorgullecemos de ello. Mal y poco futuro nos espera de seguir así.
La segunda razón sonará quizás extraña. Lo recuerdo sobre el asunto de Peter Hanke y la comedia francesa y los crímenes de guerra y el tribunal de La Haya y la OTAN y, sobre todo, por el pensamiento único.
La intolerancia siempre sigue la senda de la argumentación ad hominem, siempre. Le pasó a Christiano Wolfio hace más de trescientos años. Le pasa a Handke ahora. Nadie esgrime razones, sólo condena.
No puedo siquiera pretender entrar en detalles. Tan sólo señalo que entre más crean quienes lo censuran que defiende a Milosevic, menos argumentos tienen, pues la única razón para no montar la obra sería que la obra no cumpliera con la calidad necesaria. Lo demás es llana censura y pensamiento único: intolerancia.
sábado, mayo 13, 2006
La megabiblioteca o la bibliotecota
El martes próximo inauguran la nueva biblioteca Vasconcelos. La bibliotecota. La invitación que mandaron, al menos, es grandielocuente. La idea de la megabiblioteca es excelente, hace falta una verdadera biblioteca nacional. México es el único lugar del mundo donde un instituto de investigaciones bibliográficas tiene a su disposición una biblioteca nacional. Y, como nadie hace ahí el trabajo que debiera hacer, hay un centro universitario de investigación catalográfica que realiza el trabajo que debiera hacer la biblioteca por medio del instituto que debiera depender de ella.
Pero millón y medio de libros futuros, pues ahora tendrá nada más medio millón, son ridículamente pocos. La biblioteca del congreso norteamericano tiene 29 millones de ejemplares. Es, quizá, la mejor del mundo. Hasta donde he podido enterarme las compras las realiza Educal, lo cual no deja de ser un despropósito, pero quizá sólo es quien hace las compras, en sentido literal, no quien planea el catálogo. Quiero pensar que así es. Tanto en bibliotecas como en librerías se desprecia el trabajo más importante, el de quien decide lo que habrá o no habrá entre sus paredes. Una biblioteca es el cúmulo de decisiones de quien adquiere o quienes adquieren los libros y, si no son los mejores, el resultado es lamentable, como en muchas de nuestras librerías y en muchas de nuestras bibliotecas y bibliotequitas.
Es festejable la gran cantidad de recursos destinados a la creación de infraestructura bibliotecaria y desarrollo de catálogo, tanto dentro de bibliotecas públicas como de bibliotecas de aula y escolares. Pocas veces se había gastado tanto dinero en la compra de libros por parte del estado. Es bueno, pese a tener detalles y existir desacuerdos, es bueno. Porque los libros hacen la diferencia, se nos olvida tantas veces. Disponer de buenos libros es fundamental para encontrar caminos y despertar de tantos sueños dogmáticos. Leer es trascender, leer es salir, leer es levantar la vista a otros lugares, a otros pensamientos, a otros sentimientos, a los otros todos en general. A veces es, bueno, para muchos la mayoría de las veces es un gozo mayor, pero también es un dolor, y una angustia, y un descubrimiento. Se nos atrofia la imaginación y el pensamiento sin los libros.
El riesgo, desde luego, es el abandono, como abandonadas han estado desde hace mucho la biblioteca nacional y la propia biblioteca Vasconcelos.
Ya veremos sus colecciones, ya veremos sus catálogo, ya veremos su servicio.
Por ahora festejemos que en un lugar de la ciudad habrá pronto millón y medio de libros para que quien lo desee los lea, es, a todas luces, una excelente noticia.
Pero millón y medio de libros futuros, pues ahora tendrá nada más medio millón, son ridículamente pocos. La biblioteca del congreso norteamericano tiene 29 millones de ejemplares. Es, quizá, la mejor del mundo. Hasta donde he podido enterarme las compras las realiza Educal, lo cual no deja de ser un despropósito, pero quizá sólo es quien hace las compras, en sentido literal, no quien planea el catálogo. Quiero pensar que así es. Tanto en bibliotecas como en librerías se desprecia el trabajo más importante, el de quien decide lo que habrá o no habrá entre sus paredes. Una biblioteca es el cúmulo de decisiones de quien adquiere o quienes adquieren los libros y, si no son los mejores, el resultado es lamentable, como en muchas de nuestras librerías y en muchas de nuestras bibliotecas y bibliotequitas.
Es festejable la gran cantidad de recursos destinados a la creación de infraestructura bibliotecaria y desarrollo de catálogo, tanto dentro de bibliotecas públicas como de bibliotecas de aula y escolares. Pocas veces se había gastado tanto dinero en la compra de libros por parte del estado. Es bueno, pese a tener detalles y existir desacuerdos, es bueno. Porque los libros hacen la diferencia, se nos olvida tantas veces. Disponer de buenos libros es fundamental para encontrar caminos y despertar de tantos sueños dogmáticos. Leer es trascender, leer es salir, leer es levantar la vista a otros lugares, a otros pensamientos, a otros sentimientos, a los otros todos en general. A veces es, bueno, para muchos la mayoría de las veces es un gozo mayor, pero también es un dolor, y una angustia, y un descubrimiento. Se nos atrofia la imaginación y el pensamiento sin los libros.
El riesgo, desde luego, es el abandono, como abandonadas han estado desde hace mucho la biblioteca nacional y la propia biblioteca Vasconcelos.
Ya veremos sus colecciones, ya veremos sus catálogo, ya veremos su servicio.
Por ahora festejemos que en un lugar de la ciudad habrá pronto millón y medio de libros para que quien lo desee los lea, es, a todas luces, una excelente noticia.
viernes, mayo 12, 2006
De consuno
No es lo mismo de consuno que de consumo. Digo, por todos los cambios hechos hasta ahora por quien no lo sabía.
miércoles, mayo 10, 2006
La filosofía en una nuez
Paul Weiss envío a Wallace Stevens este resumen total de la filosofía, no deja de ser atendible:
Platón: todas las cosas participan del bien, todos los seres aman aquel mismo bien del que carecen y sólo atestiguan. Aristóteles: todos los seres perseveran en alcanzar sus bienes específicos, ejemplificados ya en algún ser del mundo natural. San Francisco y San Buenaventura: todos los seres tienen, al menos, algún rasto de dios. Santo Tomás de Aquino: toda la existencia es obra de Dios. Descartes: todos los cuerpos son máquinas. Leibniz: el mundo es el mejor y también el más racional de todos los mundos, todo lo que conocemos por medio de la experiencia no es sino la combinación de espíritus. Spinoza: todo sucede por necesidad, todo está en Dios. Kant: ser libre es ser moral, y ser moral es ser libre.
Platón: todas las cosas participan del bien, todos los seres aman aquel mismo bien del que carecen y sólo atestiguan. Aristóteles: todos los seres perseveran en alcanzar sus bienes específicos, ejemplificados ya en algún ser del mundo natural. San Francisco y San Buenaventura: todos los seres tienen, al menos, algún rasto de dios. Santo Tomás de Aquino: toda la existencia es obra de Dios. Descartes: todos los cuerpos son máquinas. Leibniz: el mundo es el mejor y también el más racional de todos los mundos, todo lo que conocemos por medio de la experiencia no es sino la combinación de espíritus. Spinoza: todo sucede por necesidad, todo está en Dios. Kant: ser libre es ser moral, y ser moral es ser libre.
Timbres
martes, mayo 09, 2006
Aldea global
Cuánta razón, pues, en la idea misma de la aldea global. Cada día vivimos más enlazadas, por decirlo así, en tanto estamos más aislados, de otro modo el sentido de tender lazos pierde contenido. El problema, como siempre, es de criterios. Lo importante, se nos deja ver, no radica en la globalización, en la mundialización, como tal, sino en la aldeanización, en el intenso y bárbaro provincialismo al que nos estamos condenando. Sin cultura, en general, sin identidad, pues, nada podemos con lo global, lo mundial, lo mundano. ¿Tiene sentido que las televisiones de todo el mundo pasen, en general, los mismos programas? ¿Tiene sentido que los noticieros propagen las mismas noticias? ¿Tiene sentido que todos intentemos reflexionar sobre lo mismo? ¿Tiene sentido desear estar permanentemente en otro lado?
domingo, mayo 07, 2006
¿Y la Divina Comedia?
Todo es representación y todo son símbolos, pero de realidad, nada. La libería Rosario Castellanos es una libreriota, pero nada más. No tengo idea de cuándo comenzaron las liberías a disponer los libros por editoriales, no por temas. Hace años en la libería de El Palacio de Bellas Artes, regenteada por Educal, decidieron revolucionar la mercadotecnia editorial y acomodaron por colores. Llegaba alguien, imagino, y decía: ¿La Divina Comedia? ¿De qué color es? Porque era real, al revisar los encargados le preguntaban a uno: ¿de qué color es tu editorial?, y no tenían intenciones metafóricas.
Quienes ayudan en la nueva librería necesitan ayuda. ¿Davenport?, ¿Ubresky?, ¿Dhamapada?, preguntan con azoro. Y dos editados por ellos.
Mucho dinero para una libería que no hacía falta. El FCE sigue enfrascado en una competencia ridícula y torpe con las liberías privadas. Se pusieron frente a Gandhi, y Gandhi los sacó de su librería, digamos que les quitó su mesa. Se ponen ahora cerca de El Péndulo, que hace mucho no maneja más que algunas cosas selectas del Fondo. Al rato se pondrán frente a Porrúa, imagino.
En una país sin librerías, cualquiera nueva es buena noticia, desde luego. Pero ¿cuántas podrían haberse abierto con todo el dinero gastado? Con modestia e inteligencia, ay, tan mal repartidas ahora, al menos unas 150 en todo el país.
Hubiera significado una diferencia.
En unos años cerrará, pues debiera generar, si nos atenemos a la norma por metro cuadrado en el país, unos 100 millones de pesos al año por ingresos, que nunca generará (el FCE recibe poco más de 120 millones de pesos al año de presupuesto gubernamental, para que se den una idea).
Al menos la publicidad es honesta: la librería más grande de América Latina. Porque de calidad, hay mucho mejores.
¿Nadie recuerda La Casa del libro? Anunciada como la más grande de América Latina en su momento, vendida años después a una cadena de papelerías, la misma, por cierto, que compró el viejo edificio el FCE. ¿En la Condesa en unos años?
Quienes ayudan en la nueva librería necesitan ayuda. ¿Davenport?, ¿Ubresky?, ¿Dhamapada?, preguntan con azoro. Y dos editados por ellos.
Mucho dinero para una libería que no hacía falta. El FCE sigue enfrascado en una competencia ridícula y torpe con las liberías privadas. Se pusieron frente a Gandhi, y Gandhi los sacó de su librería, digamos que les quitó su mesa. Se ponen ahora cerca de El Péndulo, que hace mucho no maneja más que algunas cosas selectas del Fondo. Al rato se pondrán frente a Porrúa, imagino.
En una país sin librerías, cualquiera nueva es buena noticia, desde luego. Pero ¿cuántas podrían haberse abierto con todo el dinero gastado? Con modestia e inteligencia, ay, tan mal repartidas ahora, al menos unas 150 en todo el país.
Hubiera significado una diferencia.
En unos años cerrará, pues debiera generar, si nos atenemos a la norma por metro cuadrado en el país, unos 100 millones de pesos al año por ingresos, que nunca generará (el FCE recibe poco más de 120 millones de pesos al año de presupuesto gubernamental, para que se den una idea).
Al menos la publicidad es honesta: la librería más grande de América Latina. Porque de calidad, hay mucho mejores.
¿Nadie recuerda La Casa del libro? Anunciada como la más grande de América Latina en su momento, vendida años después a una cadena de papelerías, la misma, por cierto, que compró el viejo edificio el FCE. ¿En la Condesa en unos años?
viernes, mayo 05, 2006
Grandioso y grandote
Acabo de conocer la nueva librería del Fondo de Cultura Económica. Cito a Graciales, que cita a Ibargüengoitia:
Nuestros funcionarios confunden lo grandioso con lo grandote.
Luego comento en forma.
Nuestros funcionarios confunden lo grandioso con lo grandote.
Luego comento en forma.
martes, mayo 02, 2006
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