jueves, mayo 18, 2006

La desaparición

El libro no va a desaparecer, ya desapareció. Los actuales libros no son sino fantasmas, almas en pena, de otros, viejos y venerables, amnésicos y anodinos. El libro era una extensión de la memoria y la imaginación, ventana al saber y autoridad señalada, caracterísitcas todas ausentes casi por completo en los libros de ahora.

La memoria ya no radica en los libros, se ha perdido. La memoria colectiva de la humanidad es muy pequeña, los referentes claves han pasado a planos nuevos y distintos, visuales y endebles.

La imaginación ya no radica en los libros, se fugó de pronto a los medios visuales y no ha regresado. La imaginación de la humanidad cada día es más igual a sí misma, menos arriegada y más aburrida.

El saber pasa ahora por las ventanas de la computadora y sabe más quien tiene más visitas a su sitio.

La autoridad ha desaparecido, pervive el dinero. Nadie es capaz de ofrecer una definición de nada so riesgo de perder clientelas. Hasta la mugre, decía, es ahora ascéptica.

La libre circulación de las personas y las ideas es letra muerta. Las fronteras se fortifican, el libre comercio impide la colaboración ente empresas culturales.

La edición independiente se desvanece, basta leer el nuevo libro El control de la palabra de André Schiffrin.

Debemos buscar formas alternas de lograr la reflexión y la belleza. ¡Vaya tarea la nuestra tan fascinante! ¡Vaya momento tan negro!

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