domingo, febrero 12, 2006

Libros, palabras, digitales

Pregúntenle a cualquier lector y les dirá, presto, de su amor por el papel, de su gusto por los olores, texturas y opacidades de ese material, antiguo como los chinos y hermoso como las edades, necesario para la hechura de los libros. Nunca, se atreverá a jurar, prometer o asegurar, nunca de todos los nuncas, estará dispuesto a leer en la pantalla de la computadora, a olvidarse del papel y ceder sus urgencias lectoras a ningún artilugio iluminado o iluminante. Y hay bitácoras llenas de amor por los libros y sus materiales, plenas de comentarios, no sólo sobre lo dicho por los libros, por la arquitectura de palabras que los sostiene y da vida, sino también y muchas veces como único tema, sus materiales cotidianos, su presencia en el mundo, digamos. Pero entonces debemos hacernos caer en la cuenta, que yo acabo de hacerlo, de la gran cantidad de palabras que leo a diario en la pantalla, que aun cuando prefiero el libro cotidiano, el libro libro, el libro papelero, cada día leo más frente a la pantalla en la pantalla misma. Descubro que sólo en los fines de semana compro ejemplares en papel de los periódicos, que muchos los recorro en la pantalla, que otros es raro que los pueda tener en las manos, pues los editan lejos y en otros idiomas. De los catálogos de editoriales, casi ya nadie los manda impresos. Los adelantos de libros los veo en pdfs, en pantalla primero, para después imprimir los que interesan. Los correos electrónicos los imprimo, cuando son de trabajo, para el archivo, pero los leo en pantalla y, lo más interesante, en cuanto al tema, todas las bitácoras que leo las leo en pantalla. Y las bitácoras, en general, tratan directa o indirectamente sobre los libros, sus materiales, sus historias y sus gustos. Bueno, las bitácoras que leo...

Vaya cosa, somos lectores digitales desde hace tiempo, pero nos hemos negado a verlo.

2 comentarios:

Magda Díaz Morales dijo...

Lo que dices es cierto, pero considero que son dos cosas diferentes. En las bitácoras no leemos libros, leemos comentarios sobre ellos, por ejemplo. Si bien leemos mucho y muchas cosas en pantalla, jamás, o poquisimas veces, leemos un libro en ella.

Esto es una enorme diferencia, en mi opinión.

Alfredo Herrera Patiño dijo...

Desde luego, Magda, pero no creo que pasen muchos años para que tengamos medios bastante buenos para leer libros en pantallas muy parecidas al papel. Estamos en medio de un cambio bastante radical, que apenas comenzamos a ver. La gran revolución de la letra impresa fue transportar una matriz, un molde, al impreso. Después fue por medios fotográficos, pero existía un original. Ahora todos leemos el original de un blog, es decir, no hay tal original, sino es virtual, y hacia allá vamos con los libros, virtuales, digitales, en cuanto no habrá original y podrán verse en algún medio no luminoso, sino reflejante, como el papel...

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