sábado, junio 30, 2007

Trosky, Paz, la duda razonable y la fuerte presunción

Curioso que la comisionada JPM, como la señalan en la propia página del IFAI, haya sido ponente en dos recursos ante entidades diversas con el mismo fondo, la declaratoria de inexistencia. En un caso, JPM dijo tener fuerte presunción, cmabiada a duda razonable bajo la espada damocliana de la justificación legal y los precedentes, pues era público, del conocimiento público, en este caso, JPM lo sabía de cierto, ¿qué?, que Siqueiros participó en la planeación y quizás en la ejecución en México de Trostky. No era, para JPM, público, que Octavio Paz haya sigo becario de El Colegio de México. Claro, resta pedir la búsqueda de todo documento relacionado con Octavio Paz en el archivo administrativo de el colmex. Vivimos al antojo de los comisionados, en general, confieso, comparto esos antojos, pero no puede funcionar el IFAI, ni la ley misma de tarnsparencia, de esta manera. Se debe aplicar la ley, obligar a entregar la información. El caso del sindicato de Pemex es clarísimo del antojo. Cambiemos sindicato de Pemex por sindicato de la UNAM o por sindicato del colmex. No me queda claro que los recursos de las cuetas sindicales sean dinero público. Las aportaciones de Pemex o la unam al sindicato, sí, desde luego, pero las cuotas sindicales de los trabajadores no es nada claro que sean dinero público. Lo fue el dinero con el cual se paga al trabajador, pero una vez cobrado, el trabajador lo aporta. Claro, le pide a la institución que lo retenga y se lo pase al sindicato en conjunto, pero el sindicato tiene una afiliación. Creo, lamento, que la ley de transparencia no puede fiscalizar a los sindicatos, para poder hacerlo debe cambiarse la ley del trabajo y señalar a los síndicatos como entidades de interés público.

Opiniones, prejuicios y antojos. En realidad deben declarar sentencias cuasi judiciales, con la ley como única consideración. Interpretar la ley, pues. Cada día habrá más recursos, cada día más amparos...

jueves, junio 21, 2007

El Colego de México no tiene expediente de Octavio Paz

El Colegio de México declaró la inexistencia de expediente alguno de Octavio Paz en sus archivos. Presenté recurso de revisión y el pleno del IFAI confirmó la respuesta, aun cuando la modificó. Maravillas de la transparencia, confirmó la respuesta modificada, pues nunca me dio acceso a la declaratoria de inexistencia, como señala la ley. Ahora deberé pedir la documentación que sobre Octavio Paz tenga en sus archivos administrativos, pues fue becario de El Colegio, por los buenos oficios de Alfonso Reyes, cuando Paz rondaba su treintañera existencia. Y tengo dos amparos contra resoluciones del IFAI. En fin, el principio de máxima publicidad es, como muchas cosas en México, buena intención. Paciencia...

Saldos, adelantos y derechos de autor

Contratar otra vez cada determinado tiempo, digamos cinco o siete años, los libros publicados, parece, en principio, bueno para el autor, pues recibe, de nuevo, un adelanto por sus regalías, pero en realidad es parte de la crisis editorial en la que vivimos. La defensa del cobro de regalías es buena, pero no a costa de condenar al olvido muchos libros. Según el bueno de Pareto, en realidad del doctor Juran, y su principio 80/20, regla casi religiosa para la venta de libros, se dice que el 20 por ciento del catálogo genera el 80 por ciento de las ventas. Lo que, en buen cristiano, significa que el 80 por ciento del catálogo genera el otro 20 por ciento. Todo, antes de internet (ai, para otros, ay!). Asintóticamente, sobre el eje del tiempo la venta de los libros tiende a cero. Ni modo. Pero al darle término a ese tiempo, cinco o siete años, lo no vendido debe convertirse en cero, y el único modo es el saldo, vender los libros a precio de costo, o incluso por debajo. Todo lo cual ha llevado a la pésima costumbre de querer vender rápido. No son, por desgracia, los autores quienes ganar, son los intermediaros (agentes literarios, les llaman en mi pueblo). Es como en el cine, a cambio de que algunos, muy pocos, ganen muchísimo, muchísimos se entusiasman con la posibilidad e intentan ingresar a las filas del cine, lo que logran muy pocos, para que uns pocos ganen muchísimo... La consecuencia es, de hecho, la poca o nula disponibilidad de viejos títulos, en general los mejores.

[Cambio detalles, andaba cantinflesco, bueno, más de lo normal]

domingo, junio 10, 2007

El caballero de los domingos

Irving Wallace tituló así alguno de sus libros. Leí todos los libros de Wallace en mi adolescencia, pues todos estuvieron a mi alcance. Orfebre entretenido, previsible en gran medida. Como, en México, Luis Spota, a quien también leí, también casi completo, en esa época. Recordé el título del libro porque, me doy cuenta, me torno ese caballero de los domingos con respecto al blog. Recuerdo el libro de su hija sobre Carlos Castaneda. Cuenta una costumbre de Castaneda bastante tierna. Al final de su vida, Castaneda ya no leí libros, pues según él ya no lo necesitaba, y no lo necesitaba no porque supiera demasiado, lo cual seguro creía, sino porque ya no necesitaba el proceso mismo de leer. Con sólo dormir junto al libro podía hacerse de su contenido. ¡Eso es fetichismo por la letra impresa!

El sonido del pensamiento

Muchos años me dediqué a la traducción, a la difícil tarea de comprender... Traduce quien comprende, quien logra leer a profundidad un texto, culquier texto, y logra expresarlo en el propio idioma, al menos en mi caso. Traduje algunos gordos libros de filosofía. Como todo traductor, generé mal entendidos (errores, pues) memorables: tonterías. Hablo de cuando, además de la juventud y la curiosidad, había necesidad. Elementos, todos, casi imposibles de separar de la traducción. El mayor adelanto tecnológico, cuando dejé de traducir y me convertí en editor, fue una máquina eléctrica que compré en abonos y me pareció el paraíso mismo. ¡Cómo y cuánto hubiera trabajado con las computadoras!, ahora que la erudición es tan démodée, pues todo está a un paso de googlearlo, y no hay referencia ni cita, por oscura o críptica (bueno, quizás la crítica de Crescas a Aristóteles o algún cabalista portugués) que no ceda ante algunas horas de navegación transatlántica. Leí y dejaba que mis dedos pensaran, el sonido, entonces, del pensamiento, era el golpeteo de la máquina, de las letras al pegar en el papel para mancharlo con sus formas. ¿Typewriter?, le pregunta una juvenil editora al escritor octagenario. No sólo nunca había visto uno, no sabía lo que era, pensando en el linotipo. Todo a cuento porque he encontrado un sencillo programa que le da sonido de máquina de escribir, de typewwriter, a mi computadora, y lo he instalado y me he dedicado a pensar con los dedos como hacía muchos años no lo hacía. Ahora escribir es mucho más silencioso, el ruido ha dejado de ser parte pensar. Inútil del todo, pero harto nostálgico. Cuán accesorios y prescindibles resultan ciertos acompañantes del pensamiento: la pluma fuente, la máquina de escribir, el humo del cigarro... de cierto, la computadora, pero todavía no nos percatamos.

domingo, junio 03, 2007

Ezra Pound y el Dr. Atl

Leo los artículos y panfletos del Dr. Atl y recuerdo a Pound. Ambos cercanos a Italia, ambos fascistas, ambos antisemitas, ambos más nacionalsocialistas que otra cosa. ¿Por qué? Que grandes o pequeños artistas puedan ser personas pútridas, no hay duda. Que la inteligencia no significa sabiduría, también. Que el pensamiento mismo no impide el fanatismo, debiéramos estar ciertos. ¿Qué vieron en ese fascismo? No lo sé. Laughlin creó New Directions para que Pound tuviera donde publicar siempre. Después de la segunda guerra, luchó y trabajó para separar las ideas políticas de Pound de su poesía. Lo logró, desde luego. El Dr. Atl tuvo todos los honores esperados. Pintor volcánico, desde luego, escritor interesante. ¿Extravagancias? ¿Perversiones? Curioso, la esclavitud y el entonces nuevo mundo convivieron bastantes siglos, pocos, en verdad pocos se opusieron a ella. ¿Por qué nos sorprenden los casos de Pound y Atl, al menos, por qué me sorprenden y no lo hace el de Bartolomé de las Casas, por ejemplo?

Alfredo, corazón ¿de león?

Entrevista en El centro, periódico más o menos nuevo (digo, ¿cómo es nuevo un periódico?, mejor, ¿cuándo es nuevo un periódico?), realizada por J.A. Cruzado de la información, o algo parecido, me llamó. Santa madre de las apariciones misteriosas... pero más allá de las jaculatorias, paganas o no, mencioné la inexistencia del consejo que debía crearse por mandato de la ley del libro vigente, que precisamente por la inexistencia de ese consejo, el cual debía redactar el reglamento, ha quedado en la vacuidad. Vigente desde 2000. Como no hay reglas para su aplicación, todo mundo la cumple. A los pocos días la comisión permanente, ¡siete años después!, pidió a la SEP la creación del consejo. La nueva ley, vetada para efectos prácticos, deja tan patente el poder del congreso y de las leyes emanadas de él, que dice cómo enfrentar un incumplimiento parecido, si la sep no convoca al congreso, que convoque el conaculta.

El Fondo de Cultura Económica sigue sin dar la información solicitada. Pedí la correspondencia de uno de sus directores y dice que copiarla violaría derechos de autor, según resolución del IFAI, sobre la correspondencia de Alfonso Reyes. Pero es del todo distinto el caso. En el primero, Alfonso Reyes era autor, en el segundo, fue un funcionario público. En el de Alfonso Reyes huelga señalar mi desacuerdo, tan tamaño, que pedí amparo. He debido ampararme ya en tres ocasiones. La transparencia en México es bantante opaca, debo decir y harto, pero harto lenta. Cada vez que hay problemas, los cuales tienden a ser la norma, debo esperar de diez a doce meses la documentación.

De casualidad me entero de asunto harto curioso. ¿Quién construyó la bibliotecota? El consejo administrador del programa federal de construcción de escuelas, capfce para los cuates. ¿Qué otra obra hizo el sexenio pasado? El centro cultural bella época, del FCE. ¿Que comparten además del constructor? Las goteras, ambas construcciones tuvieron gorteras al poco de inauguradas.

La bibliotecota era una magnífica idea en cuanto a ser el centro de una red nacional de libros digitales. Pero todo es letra muerta... No nació muerta la bibliotecota, la mataron...

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