viernes, junio 15, 2012

5. ¿La educación a partir de los libros de texto es la única posible?

La educación es una perversión, una desgarradura. Nos lanza al mundo por medio de sus símbolos más queridos, más deseantes: el alfabeto todo. La imprenta inventó el analfabetismo, el analfabetismo la infancia. Antes del mundo impreso la infancia acababa con el trabajo, al cual se entraba tan pronto se pudiera seguir una orden y realizar una labor. Enseñar a leer y a escribir se volvió un derecho, después, como casi todos los derechos, se volvió una obligación. Saber leer y escribir es una obligación ciudadana, la educación se vuelve necesaria y con ella nacen las escuelas y las bibliotecas públicas.

La educación desgarra, también, al individuo. ¿Educamos para que el individuo sirva a la sociedad o para que florezca como individuo? ¿Educamos para la sociedad, y nos guían las necesidades de la producción y reproducción física y simbólica o para el individuo y pueda ensanchar su mundo y sentirse bien y fluido? En el delirio la educación fanática: servir a la sociedad con convicción absoluta, ser individuo al eliminarse.

Claro, la educación se convirtió, cuando pocos sabían leer y escribir, en ascenso social. Cuando pocos eran profesionales, en éxito asegurado. Todo ello ha cambiado. Las escuelas de oficios desaparecen, ya nadie enseña para las manos, la educación debe ser necesariamente simbólica y el trabajo también. La migración se explica, pues, de los países menos alfabetizados a los más alfabetizados. El migrante trabaja con las manos.

El libro de texto representa pues la educación. Ir a la escuela es recibir libros o tener acceso a los libros que representan el saber y sólo por medio de esos libros puede llegarse al saber. La teoría científica, incluso, queda expresada mejor en el libro de texto. La nervadura sostiene y se alimenta del libro y del diploma y la certificación. Joseph Henry Vogel propone en el delirio que sólo quien pague por el libro de texto tenga acceso a ciertas páginas protegidas con valor para la clase de tal manera que quien no pague tendrá una calificación menor. Nada refleja mejor la idea: darle dinero a los editores es bueno para la academia, nos dice.
Amazon, Apple y, desde luego, los editores de siempre, desean crear un nuevo centro para la nervadura educativa. Sólo a través de contenido centralizados tener acceso a la educación.

La desgarradura parece ser nueva: diversidad o uniformidad.

La dignidad de los libros de texto no puede residir en su precio. La bibliotecas públicas, gratuitas, fueron y han sido fundamentales para la dispersión del conocimiento. Debe existir educación pública, debe existir educación gratuita. ¿Defender la nervadura?

El modelo anterior, la nervadura del papel, ha demostrado su absoluto fracaso. Cada día, como humanidad, estamos más educados y, pese a ello, somos más idiotas. Cambiemos. Vean los cursos en línea del MIT o de Yale. Estar ya no es ser. Vean la gran cantidad de videos en tutubo sobre cualesquera actividades oficiosas. Resolver dudas de casi cualquier oficio es sencillo y directo, pero no está sistematizado y podría estarlo.



[El hilo de la discusión:

¿La superioridad moral del papel?

1. ¿Los libros no pueden ser tan baratos?

2. La normalización del discurso

3. La alteridad como investigación de mercado

4. ¿Quién controla las publicaciones académicas? ]

 

 

 

 

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