domingo, marzo 02, 2008

Transparencia y legalidad

En los últimos días he recibido algunos comentarios bastante curiosos sobre el tema de la transparencia. Mejor, sobre el tema de mis solicitudes de información. Más, sobre mi derecho a ejercer la ley de transparencia. Un buen amigo me pidió ayuda para presentar un recurso de revisión. Como el IFAI cada día es más nominalista, en extremo nominalista, ya rechaza algunos recursos por razones un tanto absurdas, a mi parecer. Lo mejor es utilizar ese nominalismo en beneficio de quien presenta el recurso, para que no puedan negarse. Dos amigos más me piden información pugilística, para intentar pegarle a ciertos dos personajes políticos, culturales para más señas. Me parece harto curioso. Creen que mi intención es obtener información sensible para uso de beneficio personal. Y si ese beneficio es para su persona, mejor. Los oriento de cómo pueden, ellos, preguntar por los documentos que les interesa obtener. No tengo, ni he tenido, segundas intenciones aviesas, ni terceras, ni primeras. Mi intención es ejercer la ley, hacer uso de un derecho. Las razones por las cuales sigo tantos rastros las conozco muy bien, pero la ley me libera de obligación ninguna de dar explicaciones a nadie sobre por qué quiero tal o cual información y para qué fin, perverso, avieso, frívolo, irracional o menso, pienso utilizarla. Y a nadie le debo explicación alguna. Y a nadie se la doy, ni siquiera a mis amigos, pues es obvio, para quien me conoce (y mis amigos me conocen, por definición) para que la quiero.
Hoy salió a la plática mi desaparecido blog sobre la transparencia, del cual algunos me han preguntado las razones de su desaparición. Muy sencillo. Todo queremos que suceda mediáticamente, es decir, preferimos el linchamiento, el escándalo y la condena en los medios. Cuántas más notas, mejor. Y es un error extremo. He preferido ejercer la ley en donde la ley debe ejerceré ejercerse, por medio de las solicitudes de información, por medio de tribunales cuando habido ha menester y en las oficinas públicas indicadas por la propia ley para presentar quejas y denunciar dolos. En todos los casos me he ceñido a lo dicho por la ley. He presentado tres demandas de amparo, he ganado dos, la tercera está en tribunal colegiado en espera de sentencia definitiva. No tengo idea si la ganaré o no. Esos amparos son importantes para mí, pues me han permitido estar en desacuerdo con las resoluciones del IFAI, pero no quedarme en la opinión de que son discutibles o no tienen sustento o se extralimitan o lo que sea. Utilizo las armas que la propia ley me da para mostrar mi desacuerdo y pedir rectificación del asunto. Y he logrado cambios en dos resoluciones. Si pensamos que desde su fundación hasta diciembre de 2006 el IFAI sólo perdió cuatro amparos, que perdiera dos más conmigo en 2007 no es poca cosa. Utilizo el lenguaje deportivo de ganar y perder que el propio IFAI utiliza en su informe de 2006, presentado en 2007.
El tema de Elena Garro me hartó. Me acusaron de ser parte del compló y favorecer el fraude electoral por haber solicitado la información y presentado recurso para que el IFAI diera a conocer la información en el momento oportuno para distraer a todo dios de ese supuesto y nunca probado fraude. Me acusaron de linchar a Elena Garro por tildarla de espía, aun cuando yo no había tenido acceso a los documentos y nunca había dicho nada por el estilo. ME Me acusaron de frívolo e, incluso, de misógino. ¡Vaya cuánta hermosura! Puse a disposición de quien quisiera los documentos, para que, acto seguido, presentaran en el IFAI como causal de reserva a diversa información solicitada por mí a otros sujetos obligados la violación de derechos de autor. Preferí retirar esos documentos y terminar con el blog. No me interesa dirimir mis diferendos fuera de las instancia legales, así de sencillo. Me invitaron a participar en un programa de televisión para hablar sobre todo el asunto Garro, ofrecí una excusa, pese a ser cierta, pues tenía un absceso que me impedía sentarme [no donde piensan, en la pierna nada más] en realidad no era importante ir. No me habían dado los documentos. ¿De qué hablaría? ¿De cómo hice la solicitud? Peleo en tribunales ahora el argumento de los derechos de autor. En otros casos, he logrado acceso a documentos que esa misma autoridad quiso reservar apelando a violación de derechos de autor. Claro, nada de todo lo que he hecho en esas solicitudes y en esos recursos de revisión y con esos amparos aparecer aparece en ningún lugar. ¡Enhorabuena! ¡Enhorabuena o enhoramala! Lo importante no es que se dé a conocer o no lo que hago, lo importante es tener acceso a la documentación por medio de la ley. Y crear antecedentes legales y, en algún momento, incluso jurisprudencia pertinente. Obligar al IFAI a ceñirse a la ley, pues es su mandato, e impedirle, legalmente, resoluciones fundadas en las opiniones de algunos, muchos o pocos, e incluso todos los comisionados. La interpretación que puede realizar el IFAI es administrativa, y debe privilegiar en caso de duda la máxima publicidad, lo cual, ahora, no hace el IFAI, para desgracia nuestra. Donde la ley no distingue, el IFAI no puede distinguir. Donde la ley distingue, el IFAI no puede dejar de distinguir. Si más ciudadanos presentaras recursos de información, el IFAI no festinaría tanto que sólo el 2 ó 3 por ciento los presenta. Y si más ciudadanos hicieran valer su derecho constitucional, aun cuando suene a prócer de la patria, a estar en desacuerdo con la autoridad, el IFAI perdería muchos, pero muchísimos casos, pues son en verdad muchos los casos de recursos del todo ilegales, fácilmente debatibles y desechables jurídicamente. Pero, por desgracia, eso cuesta dinero, pues las defensorías de oficio...
Por otra parte, es curioso que nadie haya mencionado un hecho revelador. Cito a Rosas Lopátegui: La escritora estuvo varias semanas bajo la Dirección Federal de Seguridad, donde los agentes judiciales trataron de extorsionarla para que declarara en contra del ex líder del PRI, Carlos A. Madrazo, y lo señalara como responsable del supuesto complot en contra del presidente Díaz Ordaz. Ante su negativa rotunda, la liberaron pero continuó la persecución y la tortura psicológica. [Patricia Rosas Lopátegui, Testimonios sobre Elena Garro, página 287.] En el expediente de la DFS al que tuve acceso no aparece ninguna mención a interrogatorio, detención o vigilancia hacia Garro en ese lapso. Pongamos otro ejemplo. En el expediente de Silvia Durán, aparecen documentos sobre su detención (y de varios amigos y parientes de ella), de su primer interrogatorio y de su segundo interrogatorio. En el primer caso, incluso el acta firmada por Fernando Gutiérrez Barrios, director de la DFS e informante pagado del gobierno norteamericano, alias LITEMPO-4, capitaneado el proyecto LITEMPO por Winston Scott. Acta que, tan cual, fue transmitida al gobierno norteamericano por medio de la CIA, pues aparece traducida tal cual en el expediente respectivo, el cual está disponible públicamente en el propio portal de la CIA. Aparece también el guión para realizar el interrogatorio, con información pertinente, dada por el gobierno norteamericano, ni duda cabe. Apareció por fin el libro Our Man in México: Winston Scott and the Hidden History of the CIA, de Jefferson Morley, que dará mucha luz sobre el asunto del proyecto LITEMPO y muchas otras cosas más. México City was the Casablanca of the Cold War--a hotbed of spies, revolutionaries, and assassins, dice la contraportada. Pero ese hecho sencillo, volvamos a nuestro dicho, que no hay rastro alguno de interrogatorio a Garro ni en el 68 ni después, nadie quiso verlo. Pues contradice las afirmaciones de quien quieren verla como una santa o una víctima o una santa por ser víctima, o una víctima por ser una santa. Elena Garro mintió, así de sencillo. Lo cual no le cambia una sola coma a su obra. Es igual de maravillosa, o buena, o regular o mala que si nunca hubiera mentido o nunca hubiera tenido ningún colapso nervioso o nunca se hubiera casado con Octavio Paz. Y no tiene importancia, o tanta importancia, lo que aparece en el expediente cuanto lo que no aparece. Si comparamos los dichos de Garro, y de muchos de quienes la comentan, con el expediente veremos muchas incongruencias, como la señalada.
La ley mexicana obliga a que den acceso a todas las respuestas, pero es una locura lograrlo, otro problema de la ley de transparencia. Sería mucho más sencillo y útil, que las propias dependencias publicaran en sus sitios de internet los documentos hecho públicos por medio de las solicitudes de acceso a la información.
La trayectoria de Menduet, por otra parte, quien visitó a Garro años antes y a quien le mostró orgullosa, según dice el informe, un ramo de flores mandado por el señor presidente de ese entonces, resume mucho de lo que ha sido y por ello mismo fue México. Denunciado después ante la propia DFS por vender charolas y permisos para portar armas, líder de una asociación de taxistas... Tampoco, nadie, menciona el hecho de que Octavio Paz visitó en la cárcel a Revueltas, gesto que enaltece a Paz, desde luego, pues sabía bien que se iban a enterar de su visita. Alguien podría pedir el expediente de Revueltas, o consultarlo en el AGN, para ver quiénes sí y quiénes no lo visitaron, por simple curiosidad.
Todo lo cual me llevó a eliminar ese blog, a retirar la documentación de Garro y a no publicar ningún otro de los documentos que he recibido. Prefiero, insisto, utilizar la ley donde la ley debe utilizarse, todo lo demás, seamos honestos, es cháchara. Es muy fácil descalificar una resolución o una sentencia, es muy difícil invalidarla legalmente, pero es preferible. Y tiene mucho más sentido.

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