El proyecto Mark Twain camina, el sor Juana, no tanto. ¿Es tan difícil digitalizar en color y fielmente? Todo, en asuntos digitales, es organización. Todo. Sin organización, sin facilidad, sin fluidez, los esfuerzos son vanos. Digitalizar por digitalizar, sin poder buscar contenido, no sirve para nada. Digitalizar sin que sea un puente para la obra, es un desperdicio. Mañana, por ejemplo, reabren la bibliotecota, sin que, hasta la fecha, hayan digitalizado una sola página. No es asunto de dinero, es asunto de proyecto. Sorprende que en muchas bibliotecas no sepan para qué sirve un libro...
Sobre el arte de editar e incurrir dichoso en las erratas, entre otros menesteres de los libros, su gozo, su hechura y algunos ensayos sobre variopintos temas.
domingo, noviembre 30, 2008
viernes, noviembre 28, 2008
miércoles, noviembre 19, 2008
Instituto por el futuro del libro
Por medio de Fantástica descubro el Institute for the Future of the Book y el proyecto de lectura compartida de The Golden Notebook. ¿Se imaginan una lectura compartida de la ahora tan cumpleañera La región más transparente? O cualquie otra, Cien años de soledad.
Imaginar es lo difícil.
Claro, lo decía Hellen Keller, a la gente no le gusta pensar, porque pensar permite sacar conclusiones y las conclusiones casi nunca son placenteras.
Como le acaeció a la inteligentísima Gillian Rose. En sus dos últimas obras love‘s work a reckoning with lige y Paradiso, llegó a una conclusión terrible, sólo la certeza total de su muerte (por cáncer) le permitió dejar de ocultarse en el pensamiento, es decir, dejar de pensar para no enfrentar su realidad, sino pensar para enfrentarse a sí misma.
No hacemos nada por el futuro del libro, enfrentémoslo, nos preocupa mucho más su pasado y muy poco, pero muy poco, inventar y crearle un futuro. Nos preocupamos por nosotros mismos (más apoyos, por favor, más apoyos se escucha casi siempre) y muy poco por los lectores.
Ya he comentado la entrevista a una fotógrada inteligente y joven, en la cual le preguntan sobre las diferencias que percibe entre la fotografía digital y la fotografía tradicional y el cuarto obscuro. Responde contundente: nunca he tomado una fotografía con rollo, nunca he entrado a un cuarto obscuro, para mí la fotografía es digital y el trabajo es el retoque en computadora. Un nuevo universo, un proceso nuevo que permite muchas veces mejores resultados.
Así con el libro. Nunca, nunca, lo repito, nunca, me había sido tan fácil leer como en los último años. Encontrar libros ahora es muy sencillo. En muchos casos no cuesta más allá de lo pagado por internet (compu y acceso) en los casos de Google y la biblioteca nacional de Francia. En otros, es caro el envío (18.99 dólares a México desde Estados Unidos por libro en Alibris, un poco menos en Amazon si se piden varios) pero se consigue todo, casi todo.
Con todos mis compadres editores me sucede lo mismo, yo vivo entusiasmado por las nuevas posibilidades, ellos viven en la queja permanente. Tenemos los mismos problemas, no me cabe duda, pero no buscamos las mismas soluciones. El consuelo es, quizá, la certeza de nuestra desaparición. La editoriales casi nunca durán más de 100 años, y me refiero a las exitosas. ¿Cuántas editoriales en el mundo han cumplido 200 años?
Imaginar es lo difícil.
Claro, lo decía Hellen Keller, a la gente no le gusta pensar, porque pensar permite sacar conclusiones y las conclusiones casi nunca son placenteras.
Como le acaeció a la inteligentísima Gillian Rose. En sus dos últimas obras love‘s work a reckoning with lige y Paradiso, llegó a una conclusión terrible, sólo la certeza total de su muerte (por cáncer) le permitió dejar de ocultarse en el pensamiento, es decir, dejar de pensar para no enfrentar su realidad, sino pensar para enfrentarse a sí misma.
No hacemos nada por el futuro del libro, enfrentémoslo, nos preocupa mucho más su pasado y muy poco, pero muy poco, inventar y crearle un futuro. Nos preocupamos por nosotros mismos (más apoyos, por favor, más apoyos se escucha casi siempre) y muy poco por los lectores.
Ya he comentado la entrevista a una fotógrada inteligente y joven, en la cual le preguntan sobre las diferencias que percibe entre la fotografía digital y la fotografía tradicional y el cuarto obscuro. Responde contundente: nunca he tomado una fotografía con rollo, nunca he entrado a un cuarto obscuro, para mí la fotografía es digital y el trabajo es el retoque en computadora. Un nuevo universo, un proceso nuevo que permite muchas veces mejores resultados.
Así con el libro. Nunca, nunca, lo repito, nunca, me había sido tan fácil leer como en los último años. Encontrar libros ahora es muy sencillo. En muchos casos no cuesta más allá de lo pagado por internet (compu y acceso) en los casos de Google y la biblioteca nacional de Francia. En otros, es caro el envío (18.99 dólares a México desde Estados Unidos por libro en Alibris, un poco menos en Amazon si se piden varios) pero se consigue todo, casi todo.
Con todos mis compadres editores me sucede lo mismo, yo vivo entusiasmado por las nuevas posibilidades, ellos viven en la queja permanente. Tenemos los mismos problemas, no me cabe duda, pero no buscamos las mismas soluciones. El consuelo es, quizá, la certeza de nuestra desaparición. La editoriales casi nunca durán más de 100 años, y me refiero a las exitosas. ¿Cuántas editoriales en el mundo han cumplido 200 años?
Ignoran precio único del libro en feria
Aunque la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, que establece el precio único del libro y entró en vigor el pasado julio, no se aplica en en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil
Aunque la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, que establece el precio único del libro y entró en vigor el pasado julio, no se aplica en en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), inaugurada ayer en el Centro Nacional de las Artes, ya que existe desinformación y desconcierto entre los libreros.
Y es que algunas casas editoriales ya aplican en todo su catálogo el precio único del libro pero otras ni siquiera saben si la ley es ya una norma y ofrecen descuentos tanto en literatura de novedad como en obras de saldo.
“Toda persona física o moral que edite o importe libros estará obligada a fijar un precio de venta al público para los libros que edite o importe. El editor o importador fijará libremente el precio de venta al público, que regirá como precio único”, establece el artículo 22.
Sin embargo, a decir de los encargados de los stands aún no se respeta este artículo y por ello varían los precios de las obras, pues algunas editoriales han optado por tener secciones de descuentos y otras de precios fijos. [completo]
Así es y así, al parecer, será. Nadie cumple con la ley de precio único, nadie. En privado no faltan autoridades que dicen: no se preocupen, no habrá sanciones. El 21 de noviembre debe expedirse el Programa de Fomento para el Libro y la Lectura. Si por expedir no entienden publicar, como hasta ahora ha entendido el consejo todo lo relacionado a su documentos: Henoc de Santiago Dulche, presidente de la Asociación de Libreros Mexicanos informó por su parte que el programa de trabajo y el manual de operación del órgano fue aprobado durante su Segunda Sesión.
“Es un documento interno del Consejo (que puede conocerse) quizá a través del IFAI, aunque no hay gran cosa, se habla de cada cuándo se estarán reuniendo los miembros del consejo, cómo estará compuesto. Que habrá un presidente, un secretario ejecutivo, son cuestiones muy básicas, de cómo va operar este consejo”. [nota] Y claro, no hay plazo alguna para que exista reglamento y, por razones extrañas, si no hay reglamento nadie cree que se deba cumplir la ley.
No sólo parace letra muerta, parece más bien pútrida.
Aunque la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, que establece el precio único del libro y entró en vigor el pasado julio, no se aplica en en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), inaugurada ayer en el Centro Nacional de las Artes, ya que existe desinformación y desconcierto entre los libreros.
Y es que algunas casas editoriales ya aplican en todo su catálogo el precio único del libro pero otras ni siquiera saben si la ley es ya una norma y ofrecen descuentos tanto en literatura de novedad como en obras de saldo.
“Toda persona física o moral que edite o importe libros estará obligada a fijar un precio de venta al público para los libros que edite o importe. El editor o importador fijará libremente el precio de venta al público, que regirá como precio único”, establece el artículo 22.
Sin embargo, a decir de los encargados de los stands aún no se respeta este artículo y por ello varían los precios de las obras, pues algunas editoriales han optado por tener secciones de descuentos y otras de precios fijos. [completo]
Así es y así, al parecer, será. Nadie cumple con la ley de precio único, nadie. En privado no faltan autoridades que dicen: no se preocupen, no habrá sanciones. El 21 de noviembre debe expedirse el Programa de Fomento para el Libro y la Lectura. Si por expedir no entienden publicar, como hasta ahora ha entendido el consejo todo lo relacionado a su documentos: Henoc de Santiago Dulche, presidente de la Asociación de Libreros Mexicanos informó por su parte que el programa de trabajo y el manual de operación del órgano fue aprobado durante su Segunda Sesión.
“Es un documento interno del Consejo (que puede conocerse) quizá a través del IFAI, aunque no hay gran cosa, se habla de cada cuándo se estarán reuniendo los miembros del consejo, cómo estará compuesto. Que habrá un presidente, un secretario ejecutivo, son cuestiones muy básicas, de cómo va operar este consejo”. [nota] Y claro, no hay plazo alguna para que exista reglamento y, por razones extrañas, si no hay reglamento nadie cree que se deba cumplir la ley.
No sólo parace letra muerta, parece más bien pútrida.
lunes, noviembre 17, 2008
¿Y si te mando un libro por correo?
Hace muchos años (disculparán, pero hay cosas mías de hace muchos años, aunque también de hoy por la mañana, que luego les contaré) Gabriel Zaid reflexionaba sobre la pausa que refresca (la CocaCola) y un mundo imaginario donde El Quijote fuera tan vendible como la CocaCola. Donde, entonces, la pausa que refresca fuera leer un fragmento del Quijote. Señalaba una diferencia importante en cuanto a los públicos. Después bien diría que la ventaja de los libros es que no precisa de públicos cinematográficos. Recordé la comparación al conocer DailyLit, y me ha gustado. Recibo un segmento diario de un libro y ahora he pedido un cuento. Me lo mandarán, el cuento, en ocho partes. El libro en 140 partes. Es interesante. Una pausa que refresca, digamos, entre tanto correo. DailyLit hace entregas al correo electrónico de obras de dominio público y, también, de obras nuevas. Las segmenta al tamaño de un correo electrónico. Ojalá gane dinero para que su ejemplo cunda. Apenas estamos en el inicio de nuevas formas de lecturas. En la mañana, como decía, hojeaba un libro sobre las artes de la imprenta del siglo XIX, y me topé con una frase del todo interesante: Printing, or letter-press printing, the subject which we now propose to consider, is that art by which ideas are communicated to mankind through the medium of an impression on paper, and not by the pen. De tan obvio se olvida. El libro, copio la portada completa:
The sister arts, or A concise and interesting view of the nature and History of paper making, printing and bookbinding: being designed to unite entertainment with information concercing those Arts, which the cause of literature is peculiarly connected. Embellished with tree engravings. Sussex press, lewes. Printed and published by J. Baxter and sold by the principal bookseller in London. 1809 Uno de los grabados:
Y todo se vuelve un poco extraño. El libro en cuestión lo encuaderno ahora a mano. Está, desde luego, en Google, lo bajé, lo imprimí a doble cara (frente vuelta), utilicé una técnica antigua para encuadernar hojas sueltas y hace rato terminé de hacerle su pasta dura y está en la prensa, donde dormirá toda la noche. Lo muy curioso de todo es que logro, por medio de internet, tener un libro casi olvidado (pues mora sólo en bibliotecas) y encuadernarlo a mano, artesanalmente. Y llego al libro porque busco técnicas artesanales para poder hacer ediciones con tirajes pequeños, para lo cual necesito tecnología muy superada por la vorágine de lo masivo, y por lo mismo olvidada. Sólo existe en libros impresos de los cuales quedan unos cuantos ejemplares, y si no fuera por las nuevas tecnologías de digitalización y comunicación de los ideas, no podríamos recuperarlas. Vean, por ejemplo, el siguiente video de encuadernación copta
O los grupos de encuadernación en Flickr.
La gran cantidad de instructivos que existen.
Incluso, la encuadernación secreta belga
puede descifrarse por medio de las siguientes instrucciones:
The Secret Belgian Binding
These instructions show you how to bind a book with an interesting pattern of weaving which laces the front and back covers to the spine. Included is the sewing of the text block (a set of four signatures) which is attached to the inside spine of the cover.
The secret is in the weave of the cover and in attaching the text block. It is not difficult to do but requires patience in getting the threads taut so that the book does not wobble.[Completo]:
Volvemos a lo artesanal como individuos, en comunidad nos volvemos tecnológicos, de hecho la comunidad ahora es tecnológica, quien no tiene tecnología está, literalmente, fuera del mundo y ni siquiera puede estarse en lo artesanal.
La biblioteca pública ha sido una de las mejores invenciones de la civilización. El conocimiento es público, por naturaleza, de otro modo es una patente, un secreto industrial y comercial. Poder acceder a todos estos conocimientos, a todos estos libros, es un gran avance. Los derechos de autor mal entendidos, no como un pago justo por la reproducción para el autor, convierten el acervo bibliográfico en patente y marca, así termina el conocimiento y la biblioteca pública se privatiza. Si nos descuidamos, el futuro tiene esa cara. Mientras, disfruto leyendo libros que de otro modo nunca hubiera leído y aprendo técnicas que nunca nadie me hubiera enseñado, pues su secreto era de donde provenía su valor.
The sister arts, or A concise and interesting view of the nature and History of paper making, printing and bookbinding: being designed to unite entertainment with information concercing those Arts, which the cause of literature is peculiarly connected. Embellished with tree engravings. Sussex press, lewes. Printed and published by J. Baxter and sold by the principal bookseller in London. 1809 Uno de los grabados:
Y todo se vuelve un poco extraño. El libro en cuestión lo encuaderno ahora a mano. Está, desde luego, en Google, lo bajé, lo imprimí a doble cara (frente vuelta), utilicé una técnica antigua para encuadernar hojas sueltas y hace rato terminé de hacerle su pasta dura y está en la prensa, donde dormirá toda la noche. Lo muy curioso de todo es que logro, por medio de internet, tener un libro casi olvidado (pues mora sólo en bibliotecas) y encuadernarlo a mano, artesanalmente. Y llego al libro porque busco técnicas artesanales para poder hacer ediciones con tirajes pequeños, para lo cual necesito tecnología muy superada por la vorágine de lo masivo, y por lo mismo olvidada. Sólo existe en libros impresos de los cuales quedan unos cuantos ejemplares, y si no fuera por las nuevas tecnologías de digitalización y comunicación de los ideas, no podríamos recuperarlas. Vean, por ejemplo, el siguiente video de encuadernación copta
O los grupos de encuadernación en Flickr.
La gran cantidad de instructivos que existen.
Incluso, la encuadernación secreta belga
puede descifrarse por medio de las siguientes instrucciones:
The Secret Belgian Binding
These instructions show you how to bind a book with an interesting pattern of weaving which laces the front and back covers to the spine. Included is the sewing of the text block (a set of four signatures) which is attached to the inside spine of the cover.
The secret is in the weave of the cover and in attaching the text block. It is not difficult to do but requires patience in getting the threads taut so that the book does not wobble.[Completo]:
Volvemos a lo artesanal como individuos, en comunidad nos volvemos tecnológicos, de hecho la comunidad ahora es tecnológica, quien no tiene tecnología está, literalmente, fuera del mundo y ni siquiera puede estarse en lo artesanal.
La biblioteca pública ha sido una de las mejores invenciones de la civilización. El conocimiento es público, por naturaleza, de otro modo es una patente, un secreto industrial y comercial. Poder acceder a todos estos conocimientos, a todos estos libros, es un gran avance. Los derechos de autor mal entendidos, no como un pago justo por la reproducción para el autor, convierten el acervo bibliográfico en patente y marca, así termina el conocimiento y la biblioteca pública se privatiza. Si nos descuidamos, el futuro tiene esa cara. Mientras, disfruto leyendo libros que de otro modo nunca hubiera leído y aprendo técnicas que nunca nadie me hubiera enseñado, pues su secreto era de donde provenía su valor.
domingo, noviembre 16, 2008
viernes, noviembre 14, 2008
¿Y los solicitantes de informacion pintarrajean morbosidades en los baños publicos?
El dia 7 de noviembre Carlos Marín entrevistó al comisionado presidente del IFAI Alonso Lujambio. Hablan sobre una solicitud de información. Carlos Marín le pregunta:
Perdón, ¿quién hace ese tipo de solicitudes? ¿Ustedes no tienen detectado si es gente que se mete mucho a las hotline, o algo así, o a los baños públicos a pintarrajear cosas así morbosas?
Y es la opinión de un periodista sobre quienes hacen uso del derecho a la información.
Perdón, ¿quién hace ese tipo de solicitudes? ¿Ustedes no tienen detectado si es gente que se mete mucho a las hotline, o algo así, o a los baños públicos a pintarrajear cosas así morbosas?
Y es la opinión de un periodista sobre quienes hacen uso del derecho a la información.
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Bajo demanda popular
Faber and Faber se lanza a imprimir sobre pedido libros descatalogados. Lo hace con gusto, creatividad y tino. Además, a buen precio. Vale la pena verlos. Vale mucho la pena leer y releer lo hecho por PostSpectacular para generar partadas bajo pedido también. ¿Nos acercamos al paraíso? Espero, imaginemos poder comprar, por decir algo extravagente, La historia del concilio de Trento de Serpi sin ir a subasta ninguna y quedar eternamente pobre. Y las florituras de Marian Bantjes...
Gaudete, gaudete, BOD est natus...
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