Así, pues, de los libros nos quedó el comercio, y como en el caso de todos los otros comercios en este mundo propio y pequeño, el comercio se maneja por vía del exceso: grandes cadenas que venden lo mismo en muchos lugares distintos. Un Walmart es un Walmart es un Walmar. Un McDonalds es un McDonalds es un McDonalds.
La diversidad debe provenir de lo artesanal, de los pequeño, de lo minúsculo. El comercio como fin precisa y busca la uniformidad y la repetición, la expresión lo distinto y lo único, por ello se contraponen, pero no se aniquilan.
Debemos encontrar modos otros de llevar los contenidos a quienes les interesen. ¿Cómo? Lo pienso y lo pienso, y me es todo confuso. Pero quizás logre aclararme.
2 comentarios:
Editoriales independientes. Buenos editores (editores antes de gerentes o jefes de ventas) todavía quedan en algunas empresas grandes, no se vaya a creer. Librerías de viejo.
De resto, toca aguzar el ojo para separar el trigo de la paja. ¿Quién fue el que dijo que el editor es el que separa el trigo de la paja, y publica la paja? Cada vez más pasa esto, pero también sigue habiendo propuestas destacadas para leer.
Claro, me voy al final, sigue habiendo propuestas destacadas para leer. Pero olvidamos, primero, que la culpa de los malos libros publicados es de los editores, ¿de quién más?, y que ahora, como es tan barato publicar, se publica cualquier cosa y entonces el cedazo debe ser enorme y muy bueno y el tiempo, decía, se achica.
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