Voy a comprar muchos lápices, sacapuntas y carpetas, no creo que Moleskinas, aunque no estaría nada mal, no vaya a cundir la idea del canon digital por estas tierras mexicanas, que ya quieren cobrar por fotocopias y poco faltará para cobrar por todo lo demás. Si copio un libro, o si soy diestro, transcribo la partitura de una canción, por medios tradicionales y analógicos del lápiz y el papel, ¿no pago canon? Es copia privada y es copia ilegal, en tanto no tengo derecho adquirido. Si saco una foto a una página de un libro mediante cámara digital, ¿en qué se distingue de digitalizar por medio del escáner?
No tiene pies ni cabeza legalmente. Me cobran un impuesto por la posibilidad de que realice copias. Fernández Unsain, el sempiterno presidente de la Sociedad General de Escritores de México, quien dejó el cargo sólo siendo cadáver, pues al morir, por desgracia, los estatutos le impedían seguir al frente estando muerto, manejaba un flamante y negro Mercedes Benz, por los muchos esfuerzos para gestionar los derechos de los autores. Ahora las cosas andan mejor, es cierto. Pero en la Sociedad de Autores y Compositores ya cobrar regalías de acuerdo a una clasificación hecha por el presidente y vicepresidente de éxitos de jade, platino y obsidiana, digamos, cuyos primeros diez lugares se repartieron, democráticamente, el presidente y el vicepresidente.
Aunque hay quien todavía lo duda, la defensa de los derechos de autor se ha convertido en la defensa de los productores y las sociedades de gestión. Digamos, preocupa más Mickey Mouse y la Socaco, si acaso así le dicen.
Falta, desde luego, un impuesto para aprender a leer, vieran cómo afecta a la propiedad intelectual.
Al rato vamos a tener un impueso por la cantidad de neuronas dedicadas a la copia privada...
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