viernes, enero 27, 2006

Paul Erdós

La memoria prodigiosa de Paul Erdós, el Mozart de las matemáticas, por decirlo así, tenía almacenados los números de teléfonos de casi todos los matemáticos con quienes trabajaba o trabajaría, pero necestaba alguna clave para relacionar las caras con los nombres, y esa clave era el lugar donde trabajaba el matemático. Cierto día se encontró con cierto matemático a quién le preguntó dónde trabajaba, dónde estaba. Vacouver, le dijo. Ah, exclamó Erdós, entonces debes conocer a mi buen amigo Elliot Mendelson, a lo cual respondió el matemático: Yo soy tu buen amigo Elliot Mendelson...

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