jueves, diciembre 04, 2008

¿Cómo publicar sin morir?

James Gleick nos dice cómo publicar sin morir en el New York Times:

Regresa a la inveterada idea de que un libro, impreso con tinta sobre papel desacidificado por mor de la eternidad, es asunto de belleza. Hazlo tan bien como puedas. Todos lo atesorarán.


Editar, entonces, se vuelve asunto más artesanal. Publicar, asunto de industria, cosa masiva [¿caballero?], asunto de dinero...

3 comentarios:

carlosasecas dijo...

La devoción editorial (que no "oficio") siempre estará latente mientras se conserve la intención de compartir algo por el mero gusto de hacerlo.
Gracias por tus devociones, que están al margen de toda lógica "comercial".
Saludos.

Alfredo Herrera Patiño dijo...

Gracias a mi vez por el agradecimiento. Cierto, no hay una lógica comercial, pero sí hay cierta lógica práctica. Hay libros que no puedo editar porque casi nadie los compraría. Los leo y los disfruto, nada más.

Saludos y parabienes

Anónimo dijo...

En una edición estándar de un libro, pongamos por caso de 250 páginas, ¿cuántas erratas pudieran ser tolerables? me gustaría muchísimo saberlo, porque soy esclava de las galeras. Mi neurosis raya la pesadilla: antes de que llegue el libro de la imprenta sueño que al abrirlo se le caen las letras y hay que pegarlas una a una en una artesanía de manicomio, incendio o inundo la imprenta, la última vez soñé que me entregaban libros cuyas páginas no se separaban...eran un bloque de madera.

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