martes, septiembre 30, 2008

Los caminos del mal

El lunes 3 de abril de 1939 apareció en Futuro "El llanto de España", "lleno de erratas y atrozmente mutilado", según queja de su autor, Alfonso Reyes, quien estaba en los trasuntos de dirigir la Casa de España, después El Colegio de México. El artículo era defensa ante los ataques de quienes padecían agravio por el cobijo ante los refugiados españoles. Al poco tiempo, la mejor defensa, según Reyes, sería cambiar el nombre y asegurar la permanencia del proyecto, llamándolo Centro de estudios superiores. Lázaro Cárdenas, quien fundara la casa en 1938, propuso llamarla El colegio de méxico, como se llama hasta ahora.

Pero lo interesante, para las erratas tremebundas, es lo siguiente. Reyes se queja, con amargura salina, del cambio de los caminos del mar por los caminos de mal. Seamos justos, fueron caminos del mal los que se vieron obligados a transitar...

lunes, septiembre 29, 2008

Ay!, la vieja escuela

No deja de sorprenderme, cada día, cuánto y tanto más pertenezco a la vieja escuela, por mor de seguir viviendo, sin más.

Ya no es, imagino, nostalgia prematura...

jueves, septiembre 25, 2008

Se amparan contra la Ley del Libro

Aunque algunos libreros han interpuesto juicios de amparo contra el precio único que impone la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro aprobada por el presidente Felipe Calderón el pasado 24 de julio, no todos son optimistas, saben que obtener un amparo provisional no significa ganar el litigio y mucho menos tener algunas ventajas.

El que menos confía en los resultados del recurso de amparo es Rolando Armesto, director de las librerías Dante de Yucatán, quien asegura que su optimismo es poco porque en México “las consideraciones políticas siempre influyen en las decisiones de los jueces”.

Armesto reconoce que la situación actual de México sin ley del libro es mala, pero con la ley que promulgó Calderón será peor.

La cadena de librerías que él dirige, al igual que la de El Sotano a cargo de Pedro López y las Porrúa Hermanos que dirige José Miguel Pérez Porrúa, interpusieron un juicio de amparo antes del 4 de septiembre —fecha en que venció el periodo de 30 días hábiles— para cuestionar la inconstitucionalidad del precio fijo [completo]


Esperaba amparo del Sótano, de alguna cadena de tierra adentro, como se dice ahora, y lo hizo Dante, pero me sorprendió mucho el amparo de Porrúa. quizá, pienso, porque ambos dos, Porrúa y Sótano, son los mayoristas de casi todas las demás librerías, pero no termino de estar cierto. Todo se vuelve, ahora, menester jurídico. Si conceden un amparo, adiós precio único, así de simple. La Comisión Federal de Competencia se opusó, y sigue haciéndolo, a la ley. Logró el veto de Fox, parece que ya no siguió con la línea jurídica. En puridad, la constitución prohíbe fijar precios. Claro, en puridad también prohíbe las pilas, pues sólo el estado puede generar, almacenar, etc., la energía eléctrica, y como faltan tantas deficiones sobre cuál energía y cuáles usos, pues en puridad es ilegal. Por otro lado, la ley entró en vigor y no importa la falta de reglamento, quien otorga descuentos y no cuenta con amparo incumple la ley. Claro, hace años los taxis en la Ciudad de México tienen obligación de entregar comprobante de pago. Hace años, también, nadie lo hace. Y hay sanciones y reglamento.


Ya veremos qué sucede con el precio único. El primer problema, el veto, se resolvió. Ahora tenemos el segundo, los amparos. Hemos aplicado la ley y, a cambio, algunos se han molestado por no darles descuento. Están más baratos en tal lugar, nos dicen. Sí, pero incumplen la ley. Nos miran con expresión de tamaños ingenuos... Al final, parece que la mayor resistencia civil en este país es que los ciudadanos cumplamos la ley. Curioso en verdad.


martes, septiembre 23, 2008

Tecnología y decisión

Clara paradoja, sin duda, la falta en bodega de los libros que más se venden. En rigor, los libros que se venden son los que no permanecen en las bodegas, pues, precisamente por venderse, tienen una salida mucho más rápida y en mayores cantidades. Los libros que permanecen en las bodegas, son, por regla general, los que no se venden. Claro, hablo en el largo plazo, no en el inmediato. Pero esa tendencia, digamos, funciona con la impresión de millares. La tecnología del linotipo obligaba a imprimir entre dos y cuatro mil ejemplares para dividir entre esos todos libros el costo, alto, del fundido de la tipografía. El cambio de tipografía permitió sólo considerar el costo de negativos, pues era igual o más alto que el de la tipografía, había pues que dividir entre menos ejemplares. Ahora, cuando casi todas las editoriales pueden hacer sus propias tipografías o pagarlas con facilidad, pues las computadoras han vuelto muy accesible su precio, no es necesario dividir entre miles, quizás sólo entre cientos y, a veces, ni eso. Se divide entre el año entero, es decir, se cambia el costo de la tipografía de la parte variable a la fija, valga, se establece un presupuesto anual de salarios e insumos para producir x títulos con un tiraje mínimo de z y de ese modo no incide en cada ejemplar no vendido. Pues la falla del método anterior era dividir entre todos los ejemplares, vendidos y no vendidos, lo que llevaba las utilidades, en muchos casos, a los ejemplares no vendidos, es decir, llevaba las utilidades a la bodega. Simple, las utilidades se habían gastado antes de generarse, lo que un mi pueblo llaman los optimistas inversión y los realistas pérdidas. Ahora, con ediciones mínimas o de tiraje reducido, que no son lo mismo que las ediciones bajo pedido o sobre demanda, la propia tecnología obligará a imprimir lo que se vende, pues si se vende se acaba y el faltante salta a la vista de manera inmediata. Claro, lo mismo podía hacerse antes, pero el problema era que para reimprimir había que hacerlo en miles, y la demanda ya era quizás de cientos. Sorpresa para mí, ahora que vendemos directo, es cómo cuadran las cifras. Si dejábamos, digamos, 10 ejemplares a consignación, pasados 60 días se reponían entre 2 y 4 ejemplares, en la mayoría de los casos. Ahora vendemos directamente entre 2 y 3, y reponemos, pasados 60 días, otros tantos, lo que nos lleva a vender los mismos ejemplares sin costos de consignación, lo que nos permite no tener devoluciones y, lo más importante, no tener que invertir tanto en la producción. Funciona, desde luego, en ventas pequeñas, no es un modelo para las editoriales mayores, lo cual me convence más, pues preciso un modelo distinto.

Sigo en el análisis por página, hay datos realmente interesantes, pronto comenzaré a ponerlos en estos lares. Paciencias franciscana, desde luego.

viernes, septiembre 05, 2008

Los carteros rurales griegos y sus números de cancelación

Según la nota, el título Los carteros rurales griegos y sus números de cancelación es el más inusual de los últimos 30 años. Quizá, pero tiene mucha coherencia filatélica. En Wikipedia encontré la lista de otros ganadores. El libro de la mermelada: sus orígenes, su historia y su papel en el mundo actual ganó en el año 1984. La nota de la revista theBookseller.

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