sábado, octubre 27, 2007

Remedios insumisos

De la medicina me place la contundencia. Tiene tal y cual enfermedad que se cura tomando tal y cual remedio, léase, fármaco. Los antibióticos no precisan de mi voluntad para matar a cuanto bicho infame y microscópico, viviente para más señas, se atravisa en su torrente camino. Mi voluntad, en sentido estricto, les es tanto indiferente cuanto irrelevante, impertinente. Así muchos otros fármacos y remdios. Nuestra manía simbólica trabaja denodadamente para decirnos que o todo está en la mente o todo está en el ambiente. Pero el mundo sigue siendo el mismo, ¡cuidado con ser diferente! que todos dios, literalmente, todo dios, obrará en tu contra. ¿Para qué sirve la medicina? Para vivir mejor, según mi nada humilde opinión. Me encanta recordar que hace menos de cien años tenemos analgésicos, anestésicos, antihistamínicos y antibióticos. En promedio vivimos cada vez más, y no gracias al new age. No es lo mismo, con todo, dar tratamiento, dar terapia y dar consuelo, pero obliteramos la diferencia.

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