Sobre el arte de editar e incurrir dichoso en las erratas, entre otros menesteres de los libros, su gozo, su hechura y algunos ensayos sobre variopintos temas.
domingo, mayo 20, 2007
Malosolores
Distraído o disperso, no sé bien, me la pasé buen rato buscando el origen de un olorcillo malo, desagradable, mínimo, en la casa mía. Levanté algunos enseres menesteres, hurgué, escudriñé, casi cedí a la tentación de limpiar algunas de sus partes, caminé a cuatra patas con la nariz abierta, y nada, el olorcillo andaba como en todos lados, presto a saltar, reacio a mostrarse. Recordé de pronto que horas antes, la panza de mi camiseta había recibido el golpe certero de un cierto líquido oloroso y molesto, usado contra algunas cepas malditas de hongos filatélicos. Caí en la cuenta, el olorcillo aquél, me seguía por donde iba pues era yo mismo quien lo portaba. Prefiero, al menos por hoy, no proponer moralejas, pues son demasiado obvias...
martes, mayo 15, 2007
Beatrice Ward
Leo a Beatrice Ward, quien defiende la transparencia de la tipografía. Extraordinaria en su trabajo tipográfico, compara la página con la copa del vino: entre menos notoria, mejor. ¿La tipografía es un arte? Desde luego, nos dice, en el mismo y exacto sentido en que la arquitectura lo es. ¿Han tenido esa sensación de orfandad ontológica, digamos, cuando al entrar en un edificio no se tiene la más pálida idea, después de voltear a diestra y a siniestra, dónde santos dispuso la escalera el cíclope arquitecto? O cuando después de andar por un edificio se detiene a quien pasa para preguntarle ¿cómo salgo de aquí? Páginas, algunas, con esa sensación. ¿Cómo leo esto?
Recibo libro para distribuir y finjo escandalizarme. No sólo carece de código de barras. El libro incluye un documental en DVD, pero ¡no lo dice en ningún lugar del libro!
Recibo libro para distribuir y finjo escandalizarme. No sólo carece de código de barras. El libro incluye un documental en DVD, pero ¡no lo dice en ningún lugar del libro!
Notoriamente improcedente
El Fondo de Cultura Económica, tan benemérito, me respondió a pregunta expresa por medio del Sistema de solicitudes de información que los datelles completos que solicitaba precisaban la fabulosa cantidad de 8000 fojas. Obediente como soy, pagué los cuatro mil pesos pedidos y esperé, si no contento, ansioso. Cuando recibí la información me mandaron menos de 2000 fojas y ninguna más explicación. Presenté, desde luego, recurso de revisión ante el IFAI, donde pedí la devolución del dinero y la investigación de tan extraño comportamiento. El pleno declaró notoriamente improcedente el recurso. Para el pleno solicitar la devolución del dinero pagado de más no era, bajo interpretación alguna posible, estar en desacuerdo con lo cobrado. Avatares del derecho, imagino. Presenté (bueno, mi abogado) amparo ante la justicia, como dicen. Me otorgaron el dicho amparo y le pidieron al IFAI aceptar el recurso, cosa que no hizo, sino que recurrió el dichoso amparo. El colegiado que estudió el tema les dijo, palabras mías, que era por demás obvio que quien solicita la devolución de un dinero pagado de más no está de acuerdo con lo cobrado, pues si estuviera de acuerdo, no solicitaría devolución. Ratificó el amparo y el FCE me devolvió mi dinero y el IFAi avisó al órgano interno de control por si hubiera dolo o mala fe. ¿Para qué tantas vueltas? ¿Cómo algo notoriamente improcedente puede generar tanta controversia? En México todos legislan y todos juzgan. Si el FCE dice que su archivo es archivo público, ¿no debiera probarlo? Si la SRE dice que fotocopiar daña los documentos, porque están encuadernados, ¿no debiera probarlo? ¿Tiene la capacidad legal el IFAI para dictaminar como obra la correspondencia del autor con la editorial y prohibir su reproducción, pese a que la propia ley del derecho de autor permite una copia privada? ¿Tiene sentido que, si pedí copías de todo el expediente de alguien al El Colegio de México me pidan ir para seleccionar lo que quiero copiar? La cantidad de pretextos para no entregar la información es delirante. Paciencia franciscana, imagino el antídoto.
jueves, mayo 10, 2007
Ensayo descriptivo
Será, ni duda cabe, manía completa, pero preferí Ensayo descriptivo a Tentativa de inventario como título de cierto texto traducido. Lo difícil es hacer que las palabras signifiquen, por ello escribir es titánico, como lo es traducir y corregir y editar. Nos rodea la estática, el blablablá, el nopoderdimiento... Hay libros, entonces, que son una errata completa. Donde dice [poner el libro completo] mejor guardemos silencio...
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