Publican, por fin, las obras de Elena Garro. El FCE mucho se había tardado con varias escritoras. Subrayo, escritoras. Curioso, la deuda era con sus lectores, pues Garro, hasta donde sabemos, a no ser que aparezca de pronto algún documento en el CISEN, está muerta y, hasta donde sabemos, también, a no ser que la corrección política se imponga y los muertos sean ahora vivos en suspenso, al estar muerta no está viva, y ni le va ni le viene.
Excelente decisión. Como la de Vicens. Me parece un disparate editar ahora la obra de Poniatowska, no lo necesita ni ella ni el fondo. ¿Recordarán en el fondo que editaron a Luisa Josefina Hernández? ¿A Sara García? ¿A Angelina Muñiz Huberman?
Por no hablar de otros escritores, ¿recuerdan en el fondo a Sergio Galindo? Nunca lograron hacerle justicia a Garibay, o a Inés Arredondo o a Jesús Gardea.
Algunos de los mejores libros mexicanos del siglo XX los editó el FCE. Algunos. La gran mayoría, no. Y se les olvida tan rápido...
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