Me escribe Tommo Terada en un comentario:
Alfredo:
Lo siento pero el correo que tengo de ti me rebotó, y la página de Verdehalago está en reparación.
Soy miembro de la mesa de redacción de la revista Replicante, de la que es editor Rogelio Villarreal.
En el número actualmente en circulación, el 9, analizo los documentos que te entregó el Archivo General de la Nación, acerca de Elena Garro. Los bajé de tu sitio. La conclusión a la que llegué es que esos documentos no prueban que Elena Garro haya sido espía y que, al contrario, todo indica que se le puso una trampa.
Señalo que Alonso Lujambio, el comisionado ponente de tu petición y actual presidente del IFAI, debe presentar una disculpa pública por haber hecho ese señalamiento sin tener verdaderas pruebas. Por cierto, yo ya le escribí a Lujambio avisándole de mi texto, y tengo el debido acuse, por si a futuro tengo que demostrar que sabía de su existencia.
Te menciono expresamente en mi texto y, aunque no lo escribí, pienso que también tienes parte de responsabilidad en este desaguisado porque, por lo visto, no tenías claro para qué querías esos documentos y no los analizaste con cuidado.
Tal vez te envíe escaneado mi texto. Como Replicante no tiene los medios publicitarios de Letras Libres, me dirijo a ti directamente.
Saludos.
Tomoo Terada
* * * *
Tomoo, no tengo parte, tengo toda la responsabilidad de solicitar los documentos al AGN. La transparencia es incómoda para casi todos, porque permite que quienes, como yo, son preguntones, logren obtener documentos que no saben ni para qué los quieren. A todos a quienes molestan mis preguntas dicen lo mismo, en la UAM, en la UNAM, en Educal, en el FCE, en el Colmex, en el Instituto Mora, en el CIESAS, en el INBA, en CONACULTA, en Aeropuertos y servicios auxiliares, en El Colegio de la frontera norte, en El Colegio de Michoacán, en el AGN, en Gobernación. Lo importante es la existencia de esos documentos y que podamos leerlos sin demostrar interés jurídico. No son, hasta ahora, pruebas jurídicas de nada, pues nadie pretende, hasta ahora, probar jurídicamente nada. Creo, como tú, que el comisionado ponente se precipitó. Creo, como tú, que Elena Garro no espiaba a nadie. Lee el texto de Carlos Monsiváis en Confabulario sobre el tema para ver que, de pronto, informaba de más a quien no debía. Mi interés, lo he dicho, era contrastar la vigilancia hecha a Paz y a Garro. ¿Trampa? Lo dudo mucho. ¿Conoces los expedientes del FBI sobre Garro? Son igualmente interesantes.
Por cierto, te sigues de largo sobre el asunto de los documentos. Sin mostrar otros documentos, no sabemos si los de Garro son típico o atípicos. La falla en los nombres vienen, de seguro, de los agentes, que no tenían la más mínima idea. Ve el informe de la asamblea donde habla Garro en la UNAM y el Memo donde los campesinos la tildan de “palera” de Legorreta. Debemos investigar más esos archivos, pedir copias de esos documentos nos ayudará a entender esa época, esa manera de control y todas las torpezas. No tengo opinión hecha sobre Garro, pero hay muchas zonas por demás obscuras y opacas. No termino de entender la tesis de la trampa. Pero, ¿visto lo muy poco que hay de Paz? ¿No te sorprendió su denuncia de intento de soborno a sus subalternos? Y, desde luego, ¿no es por demás extraña la denuncia de Garro? Muchos tenían miedo, pocos, pero muy pocos, hicieron lo que hizo Garro.
Por último, a mí me pareció de clara labor de inteligencia mexicana el llevar un registro pormenorizado de las visitas a los presos políticos. Es uno de los hilos que hay que seguir. Lo que me sorprende, sobremanera, es ¿por qué no piden más y más documentos? Me asombra que se me cite, cuando soy lo menos importante. Lo importante es la apertura de esos archivos y, como sociedad, la estamos desperdiciando.
Saludos y parabienes (y un gusto generar diálogos)
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