Los documentos fueron solicitados por Alfredo Herrera Patiño, editor del sello independiente Verdehalago, quien, al no recibir respuesta positiva de las autoridades, solicitó la intervención del IFAI. Los papeles fueron, finalmente, liberados, y el escándalo comenzó: Garro, la escritora de los vestidos Dior, las perlas y el cabello platinado, la ex esposa de Octavio Paz y ex amante –o al menos amorosa corresponsal– de Adolfo Bioy Casares, había delatado ante el gobierno a buena parte de la clase intelectual de los años sesenta y llegado incluso a codearse con Lee Harvey Oswald, luego supuesto asesino de John F. Kennedy, quien hizo un viaje a México poco antes de dizque cometer el magnicidio.
No parece haber segundas intenciones aviesas en los trámites realizados por Herrera, cuyo propósito expreso es que su petición siente jurisprudencia y permita que se abran los archivos de la “Guerra sucia” que libró el gobierno mexicano contra organizaciones de extrema izquierda en los años sesenta y setenta. “El fantasma de Elena Garro ronda todavía e impidió, nos impidió a todos, ver esa parte sustantiva de entrada”, afirma el editor en su blog.
Su declaración no ha impedido, desde luego, que algunos opinen –viene mucho esta temporada– que en el fondo del asunto yace, viscoso y palpitante, un complot...
Antonio Ortuño en Letras libres.
Los documentos no han sido liberados. El IFAI ordenó al AGN realizar una versión pública de acuerdo a lineamientos señalados por el propio IFAI, versión ya en poder del comisionado ponente del recurso de revisión quien, según dicho de la titular de la unidad de enlace del AGN, con quien hablé el miércoles, no les ha dado cita para su cotejo. Es decir, excepto el AGN y el IFAI nadie, claro sin contar al propio CISEN, ha visto los tales documentos. Como casi todas las polémicas e intercambio de ideas en México, todos hablamos sobre algo que no hemos leído. ¡Es tan fácil estar bien informado en este país!
Una precisión, tengo intenciones aviesas, me interesa el acceso a la información... En cuanto a segundas intenciones...
Desde luego el comentario de Ortuño es el mejor que he leído. Pero, como todos, peca de esa metahermenéutica nacional, las segundas intenciones. ¿Por qué nos preocupan las segundas intenciones? Por una razón simple, que he llevado a la práctica en la editorial en cuanto empresa, la mejor forma de sorprender a alguien, en este país, es decirle la verdad. Creo que anida ahí la poca difusión del IFAI y de la propia ley, su poco uso. Es un arma ciudadana tan poderosa que no lo creemos.
Lo curioso es que, pese a mi declaración expresa, nadie repara en Octavio Paz. Solicité los expedientes de Octavio Paz y de Elena Garro, y solicité ambos para comparación, dada su obvia cercanía y sus comportamientos, digamos, contrastantes. Además de mi recurso, hubo ya otro con relación a un desaparecido, con los mismos resultados.
1 comentario:
Consumidores, no lectores. He ahí la gran diferencia.
Publicar un comentario