Hay azules que se caen de morados
dice el hermoso verso de Carlos Pellicer. Y, lo confieso, no he podido resistir a intentar de nuevo la creación automática y aleatoria de sinsentidos, a clara imitación del comentario de La imagen social del bibliotecario (ver enlaces).
Pues en ires y venires en Google (reverso prometía, pero me limitó a punto de lograr una frase interesante) llegó de regreso lo siguiente:
Tiene el color azul, la caja de la bahía del bozal
no tengo la menor idea de por dónde transitaron los sentidos. La caja de la bahía del bozal. La bahía del bozal... hay nombres peores y mejores, pero ¿la caja?, ¿y el morado?
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