Leo en la biografía de Alfred Tarski la siguiente anácdota: Tarski y un amigo fueron a visitar a otro de los grandes matemáticos polacos. Pese a la fama de inaccesible, deciden tocar su puerta. Después de un rato pregunta quién toca. Le piden verlo. Después de una larga pausa, les contesta, sin abrir la puerta: No, ahora no puedo, estoy muy ocupado. Vuelvan otro día y.. visiten a otra persona.
Varias son los indicios de civilidad: elegir con quien se come, con quien se duerme, qué se lee, qué se piensa y, ante todo, a quien no abrirle la puerta...