Mark Gimein ensaya una defensa de Google Books. Habla de los mitos:
1. Google no le dará lo justo a los autores y editores. Pregunta, ¿el 63% de regalía a los autores y editores no es suficiente?
2. Google encarecerá el contenido en la red. Dice, todo parece indicar que lo ofrecerá gratis, como hasta ahora, ese contenido.
3. Será mejor tener reservorio a buen resguardo de una ONG que diera acceso más barato. Pudiera, ser, responde, pero tienen el dinero pero no la voluntad y, lo pero, no podrían otorgar esos porcentajes de regalías.
4. Google se volverá el actor principal, casi un monopolio. Quien ahora, en lengua inglesa, es el actor principal en los libros de Amazon, de hecho Google podría minar en algo el poder de Amazon.
Interesante. Uso con frecuencia Google Books, uso con frecuencia Gallica. Ambos dos me encantan, ninguno me cuesta.
Sobre el arte de editar e incurrir dichoso en las erratas, entre otros menesteres de los libros, su gozo, su hechura y algunos ensayos sobre variopintos temas.
martes, junio 30, 2009
lunes, junio 29, 2009
Lisboa
Alguien, imagino, habrá intentado calcular con matemática inexactitud la cantidad precisa de ejemplares comprados a raíz de una reseña o nota. En la mayoría de los casos, debe tender desde su inicio a muy cero. En el nuestro (nuestro = Verdehalago) hubo tiempo en que parecía inversamente proporcional...
Tardan tanto en entrar ahora los libros en las librerías y duran tan poco en su mesas y estantes que si alguien intenta comprar alguno por alguna nota, o no ha llegado o ya se fue. Por cuánto más azaroso y difícil, pues, el azar feliz, más feliz cada vez, para el feliz y menos para los demás...
viernes, junio 19, 2009
miércoles, junio 10, 2009
¿Qué compramos cuando compramos un libro?
En la noche de ayer noche me vino la tal pregunta, a falta de luz eléctrica, imagino, por los aires muchos de los eolos mofletudos de la región menos transparente del aire. Casi seis horas sin energía eléctrica [se fue la luz, le dice uno a los niños, y alguno cercano preguntó ¿a dónde?, así ayer, ¿a dónde se fue la luz, que no es luz, sino pura y llana y fluida electricidad? ¡Ay! los electrones que no llegan]
Pero la pregunta me ronda. ¿Qué compramos cuando compramos un libro?
Pero la pregunta me ronda. ¿Qué compramos cuando compramos un libro?
17,608 días y contando
No recuerdo ahora dónde leí una reseña interesante de Wolfram Alpha, buscador semántico le llaman, y los guiños y curiosidades que ya tiene, y algunas simples bromas.
Si le pregunto 10^80
me responde, entre otras cosas: the number of atoms in the visible universe (10^80)
Si le pregunto, where god is located?
Me responde: God,Pest,Hungary
Si le pregunto open the pod bay doors, HAL
Me responde: I'm sorry Dave. I'm afraid I can't do that.
(as asked by David Bowman and answered by the HAL9000 computer in the 1968 Stanley Kubrick film adaptation of Arthur C. Clarke's classic science fiction novel 2001: A Space Odyssey)
Pero si escribo la fecha exacta de mi nacimiento me dice, entre otras cosas, que han transcurrido, al día de hoy, 17,608 días y recuerdo el poema de Raúl Navarrete.
Are you Skynet, le pregunto por último, y me responde:
No, Skynet was destroyed on August 29, 1997 at 02:14 a.m. I, on the other hand, was not switched on until May 15, 2009. Furthermore, unlike Skynet, I enjoy interacting with humans.
(according to Sarah Connor and the T-800 in the 1991 science fiction film Terminator 2: Judgment Day, Skynet became self-aware and launched a nuclear attack against Russia on the above date to provoke a counterattack against humans)
Hay muchas otras curiosidades que, de seguro, son pura mercadotecnia...
How many roads must a man walk down Before you call him a man?, le pregunto y responde:
The answer, my friend, is blowin' in the wind.
(according to Bob Dylan)
De todo, me quedo con la sopresa de saber que he vivido 17,608 días.
Si le pregunto 10^80
me responde, entre otras cosas: the number of atoms in the visible universe (10^80)
Si le pregunto, where god is located?
Me responde: God,Pest,Hungary
Si le pregunto open the pod bay doors, HAL
Me responde: I'm sorry Dave. I'm afraid I can't do that.
(as asked by David Bowman and answered by the HAL9000 computer in the 1968 Stanley Kubrick film adaptation of Arthur C. Clarke's classic science fiction novel 2001: A Space Odyssey)
Pero si escribo la fecha exacta de mi nacimiento me dice, entre otras cosas, que han transcurrido, al día de hoy, 17,608 días y recuerdo el poema de Raúl Navarrete.
Are you Skynet, le pregunto por último, y me responde:
No, Skynet was destroyed on August 29, 1997 at 02:14 a.m. I, on the other hand, was not switched on until May 15, 2009. Furthermore, unlike Skynet, I enjoy interacting with humans.
(according to Sarah Connor and the T-800 in the 1991 science fiction film Terminator 2: Judgment Day, Skynet became self-aware and launched a nuclear attack against Russia on the above date to provoke a counterattack against humans)
Hay muchas otras curiosidades que, de seguro, son pura mercadotecnia...
How many roads must a man walk down Before you call him a man?, le pregunto y responde:
The answer, my friend, is blowin' in the wind.
(according to Bob Dylan)
De todo, me quedo con la sopresa de saber que he vivido 17,608 días.
El hñähñu es un dialecto que no puede escribirse bien.
Al llegar al Registro Civil, Marisela dijo lo que necesitaba y el “licenciado” que la atendió le preguntó el nombre de la niña.
—Doni Zänä
—¿Cómo? Inquirió el funcionario con gesto agrio. A ver, escríbamelo aquí, y le extendió a Marisela una hoja de papel y un bolígrafo. Luego, arrogante, miró el nombre.
—¿Y esto qué es?
—Un nombre hñähñu.
—¿?
No supo ni se esforzó por comprender. Vio a Marisela de pies a cabeza y se metió a una oficina anexa. Intentó escribir el nombre en la computadora pero no supo hacerlo. Salió y, malhumorado, espetó:
—No se puede señora. La computadora no lo pone. No sale la “o” subrayada ni las diéresis en la “a”. El hñähñu es un dialecto que no puede escribirse bien.
—Sí se puede. Mi esposo lo ha escrito en su computadora.
—¿Qué no entiende que no? Respondió el hombre con voz elevada y acabó con el diálogo. Cuando Marisela avanzaba hacia la salida una frase retumbó en sus oídos:
—¡Pinche vieja, no entiende!
Milenio publica la historia de la dificultad de registrar como le plazca a los padres a su hijo, hija en este caso. Al final, el derecho a llamarse como a uno le dé la gana. Las respuestas del Consejo Nacional para prevenir la discriminación, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, por descontado el Registro civil, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y muchos etcéteras, son harto edificantes: cámbiele el nombre a la niña. Hasta que lograron un amparo, ¡dos años después!, pudieron obtener su acta con el nombre escrito en hñähñu. Y el hñähñu es una lengua nacional en México, cuando conocida, nombrada Otomí. Ya habían tenido problemas para registrar a su anterior hija: Yohoki...
Imagino que es requisito ser imbécil para configurar los sistemas de cualquier lugar donde trabajen más de cero personas, pues nunca escriben nada bien... Y no por el hñähñu, Pati o es mi apellido en muchos lados, señor Patio en otros. Ahora termino por decir: no lo conozco...
—Doni Zänä
—¿Cómo? Inquirió el funcionario con gesto agrio. A ver, escríbamelo aquí, y le extendió a Marisela una hoja de papel y un bolígrafo. Luego, arrogante, miró el nombre.
—¿Y esto qué es?
—Un nombre hñähñu.
—¿?
No supo ni se esforzó por comprender. Vio a Marisela de pies a cabeza y se metió a una oficina anexa. Intentó escribir el nombre en la computadora pero no supo hacerlo. Salió y, malhumorado, espetó:
—No se puede señora. La computadora no lo pone. No sale la “o” subrayada ni las diéresis en la “a”. El hñähñu es un dialecto que no puede escribirse bien.
—Sí se puede. Mi esposo lo ha escrito en su computadora.
—¿Qué no entiende que no? Respondió el hombre con voz elevada y acabó con el diálogo. Cuando Marisela avanzaba hacia la salida una frase retumbó en sus oídos:
—¡Pinche vieja, no entiende!
Milenio publica la historia de la dificultad de registrar como le plazca a los padres a su hijo, hija en este caso. Al final, el derecho a llamarse como a uno le dé la gana. Las respuestas del Consejo Nacional para prevenir la discriminación, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, por descontado el Registro civil, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y muchos etcéteras, son harto edificantes: cámbiele el nombre a la niña. Hasta que lograron un amparo, ¡dos años después!, pudieron obtener su acta con el nombre escrito en hñähñu. Y el hñähñu es una lengua nacional en México, cuando conocida, nombrada Otomí. Ya habían tenido problemas para registrar a su anterior hija: Yohoki...
Imagino que es requisito ser imbécil para configurar los sistemas de cualquier lugar donde trabajen más de cero personas, pues nunca escriben nada bien... Y no por el hñähñu, Pati o es mi apellido en muchos lados, señor Patio en otros. Ahora termino por decir: no lo conozco...
martes, junio 02, 2009
¿Las ferias y las presentaciones de libros como espectáculo porno?
Da un largo rodeo, pero me pareció interesante el asunto:
I suppose you could describe literary festivals as a sort of live porn show for the educated classes. Authors turn up and perform in front of an audience gratified by their wit, erudition and insight into their own books and those of anyone else who happens to be on the platform at the time. [completo]
I suppose you could describe literary festivals as a sort of live porn show for the educated classes. Authors turn up and perform in front of an audience gratified by their wit, erudition and insight into their own books and those of anyone else who happens to be on the platform at the time. [completo]
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