El problema con los libros radica en sus distancias. No dispongo de datos, pero Amazon o Alibris se convirtieron en alternativas porque dieron salida a la distancia. Hace 25 años, por ejemplo, para poder leer un libro editado en Estados Unidos era prácticamente imposible. O bien pedirlo a una librería especializada que cobrara a precio de oro el libro y lo surtía en seis meses, o ir a comprarlo, mucho más caro. Hacía pedidos a quien viajaba, y era un gozo, desde luego, recibirlos. No recuerdo ahora la primera librería electrónica a la cual le compré, lo hice mediante Telnet, ya se pueden imaginar hace cuánto. Ahora, por ejemplo, espero The Unimaginable Mathematics of Borges' Library of Babel de William Goldbloom Bloch, Lo compré el 5 de enero y todavía no llega. Dos meses, en promedio me tardan en llegar libros desde estados unidos. Si pudiera imprimirlo en México, es decir, si cualquier librería mexicana tuviera una máquina para impresión bajo pedido o me vendieron un PDF imprimible, lo compraría sin problemas. La revolución digital será la posibilidad de comprar cualquier libro en cualquier librería, de otro modo sólo es fantasía. Los lectores digitales son una opción, pero no lo única ni la más interesante. La razón, para mí, es simple. Los libros no se descomponen. Los libros no caducan.
¿Quién empezará en México a publicar bajo pedido?
1 comentario:
El año pasado el mítico editor Jason Epstein estuvo en Bogotá hablando sobre el tema. En la revista El Malpensante publicamos su ponencia. Puede leerse acá:
http://www.elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=10
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