sábado, marzo 22, 2008

Nuestro trabajo consiste en hablar de libros y olerlos

-En un sintético y somero balance autocrítico, ¿cuáles son los aspectos más positivos y negativos que aprecian en la trayectoria de la librería?

-Positivos: nuestro trabajo ¿¡es leer!, hablar de libros y olerlos. Nos tienes que ver cada vez que llega un paquete por la puerta, las dos con el cutter en mano para abrirlo Y, sobre todo, saber que has acertado al recomendar un libro Negativos: nos cuesta deshacernos de nuestros escogiditos, libros que nos son difíciles de encontrar y que determinados clientes parece que localizan con radar. La banalización, el exceso y la saturación en todos los campos. [completo]

Todo comercio, hasta el de las palabras, implica sapiencias. Saber elegir, saber ofrecer, saber comprar. Nadie puede ganar dinero si compra más caro de lo que vende. Nadie puede ganar dinero si compra más de lo que vende. Da gusto encontrar librerías nuevas con nuevas apuestas, aunque sea en lugares lejanos del propio. El ejemplo cunde, el bueno y el malo.

Recuerdo ahora la sátira sobre la librería Foyles:

Uno de los pasatiempos favoritos de los londinenses es el viejo deporte de andar hojeando libros en Foils [frustraciones] es en verdad la Mecca del londinense amante de libros. Ahí puede hurgar en paz, olvidando por un momento las preocupaciones y las ansiedades del mundo exterior.
Foils hace casi imposible que el visitante encuentre de inmediato el libro de su preferencia, pues si así fuera se echaría a perder la diversión...
Aunque los libros están agrupados bajo rubros específicos, éstos a primera vista no son apropiados. Para entendernos, el “hojeador” deber aprender un código “satírico” que se emplea ahí –por ejemplo, “antropología” = “música” o “historia” = “jardinería”. Pintorescos “ayudantes”, epsecialmente seleccionados por una incapacidad par hablar inglés, están parados en puntos etratégicos para ver que no se moleste a los “hojeadores”.
En caso de que un visitante decida realmente “comprar” un libro –cosa que es activamente desalentada– debe viajar a todo lo largo del edificio para poder pagarlo. Cuando regrese, probablemente descubrirá que tanto el “ayudante” como el libro han desaparecido, también pintorescamente.
Tomado de La segunda voz de Ved Mehta, publicado por el FCE en 1975 y, aunque usted no lo crea, nunca reimpreso. Y la recuerdo porque me llevé el tal librillo a una antesala que debía hacer en organismo público. Esperé media hora, media hora bien gastada en la relectura del libro en cuestión. Las serenas cosas benéficas, capítulo dedicado a Basil Blackwell, de donde proviene la cita, es una joya.
¿Alguien recuerda la antigua librería de la UNAM que tenía una sección de Agotados? Era una maravilla...

No hay comentarios.:

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin