lunes, febrero 25, 2008

Omitir es mentir

Omitir es mentir, tratar de ocultar a todas luces una verdad contundente, hacer el ridículo tratando de dar a los lectores un punto de vista con la idea de que lo acepten como si éstos no supieran quien es quién en la anfructuosa planicie literaria. Omitir es cercarse a uno mismo, encerrarnos en el entorno al que pertenecemos sin darnos cuenta que es un campo minado. En otras palabras, ciego de luz y torpe de conciencia. [nota completa] [vía el una vez h, por ahora, yepez]

Palabras de Silvia Tomasa Rivera sobre el Diccionario de Domínguez Michael. Marco Antonio Campos entra al debate [en Confabulario de El Universal] y pide la renuncia de Consuelo Sáizar.

Lo sorprendente, para quien pulsa estas letras, es la tardanza. ¿Apenas se dan cuenta de cómo trabaja Consuelo Sáizar?

Nadie parece recordar el enroque entre la profesora, el sindicato, la SEP y la empresa editorial que capitaneaba por ese entonces Sáizar. Diez para los maestros, se llamó la colección. Luego Fox, Martha, Celorio, Consuelo, el FCE... Luego el decreto para quedarse otros años más. [De su paso por Jus mejor ni hablamos, pues quebró ardorosamente, digamos, y la nueva Jus compró el nombre, nada más.]

Su paso por el fondo será de los más obscuros [obscuro es más obscuro que oscuro, decía Luis Ignacio Helguera]. Tanto como el de Azuela, quien llegó al cargo para ocupar la silla de Arnaldo Orfila... [De quien me tardé año y medio en obtener su correspondencia por medio de la Ley de transparencia, pues el FCE se niega sistemáticamente a dar acceso a la correspondencia de sus directores y de algunos de sus autores.]

Perversas nostalgias, ni duda cabe. Terminaremos por extrañar, háganme el favor, a De la Madrid y también a Sari...

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