sábado, abril 21, 2007

Dos personas dos

Dos personas, dos, me han preguntado por mi silencio, tanto erratoeminente como libronotero. Dos, cual multitud, y para más señas españolas ambas, de la lejana tierra de Hispania. Agradezco a ambos dos, desde luego. ¿Recuerdan a Felipito de Mafalda? Me viene a mente la pregunta del Felipe al ira a la escuela: ¿por qué a mí me tocó ser como soy? Así. Me he dedicado a inventar de nuevo la editorial, pues hay que inventarla siempre porque las cuentas nunca salen y los libros se venden poco, y me ha nacido o renacido una pasión filatélica insospechada y otra por los exlibris y una más por la república checa y más y más por George Perec, y por Joe Brainard y por David Markson y por la jardinería china y, desde luego, por James Laughlin, quien se quejaba de que publicaba, al parecer, para nadie. Luego, la transparencia se torna, para mí, algo turbia, y he debido, como dicen los abogados, pedir el amparo de la justicia federal en contra de una resolución del ifai, y me ampararon, pero el ifai recurre, y argumentamos, y me dan ampara definitivo y hay tres más por las que deberé ampararme y, si publico para nadie pido información para menos. [Por cierto, al señor, señora, señorita, joven, don o doña que deja algunos comentarios mentando de Ladrón a quien parece no caerle, olvídese, cantimenos si el comentario es anónimo, cuantimás que esos asuntos se prueban y, la verdad, no es menester aquí, digo...] De grande, pienso, quisiera ser como Martha Peirano o como Heriberto Yépez, pero como ya me llegó la edad, no podré en muchos años... Aunque, de acuero a la definición de persona del elevador al que subí hoy día, donde 12 cabían a gusto, casi podría ser ambos, pues soy como 1.80 personas, nada mal para un alicantino mexicano... El miércoles haré visita hospitalaria y volveré a la vida civil de las palabras, espero...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pregunta no ha sido —para no incurrir en exigencia— solo un lamento, sin llanto. Benditas pasiones, bálsamo de heridas múltiples. Feliz visita hospitalaria. Feliz retorno. En virtud de lo leído, es de esperar, en breve, un enigmático y patafísico relato. Que así sea todo.

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