1. El error es anterior a la fe de erratas.
2. La legibilidad del libro debe ser inversamente proporcional a la longitud de la fe de erratas.
3. Lo que pueda el lector, déjaselo a él. [Ley de Wittgenstein]
4. Si las erratas son insoportables, destruye la edición e imprime una nueva.
5. Recuerda siempre que la buena prosa y la buena cadencia de las ideas aumenta el producto interno bruto de un país, al evitarle a quienes leen desperdiciar el tiempo en desciframientos. [Ley de Zaid] Si de un vistazo a vuela pájaro no se entiende la fe de erratas, redáctala de nuevo.
6. Si no es un error, no lo consignes.
7. Recuerda siempre que la mayoría de las erratas son difíciles de localizar, da señales específicas, es decir, incluye página, número de párrafo y número de línea.
8. Las idioteces que diga el autor no son erratas, son idioteces. Si el autor es muy malo o dice puras incoherencias, no lo publiques, todos te lo agradecerán. Si no sabes distinguir una idiotez de una errata, no edites, tú mismo te lo agradecerás.
9. La mejor fe de erratas es la del libro ajeno.
10. Reflexiona: ¿Por qué los directorios telefónicos nunca, nunca, han incluido fe de erratas?
2 comentarios:
Me gustó el punto uno de el decálogo, muy bueno el blog, felicitaciones.
Jocoso: me quedo con el octavo erratamiento.
Publicar un comentario