Sobre el arte de editar e incurrir dichoso en las erratas, entre otros menesteres de los libros, su gozo, su hechura y algunos ensayos sobre variopintos temas.
viernes, enero 20, 2006
Patas arriba
De los ideogramas chinos dispuestos por Ezra Pound en sus Cantares, dos, al menos, están de cabeza, patas arriba, como le reclamó inmumerables veces Kenneth Rexroth a James Laughlin, el editor culpable. Cuando Rexroth hizo público el asunto, contó además que Ezra Pound estaba demasiado perdido en ese momento para notarlo y, con malevolencia, también contó que le contaron que al contarle Laughlin la anécdota a T. S. Eliot éste último rió de buena gana y remató: bueno, al fin de cuentas nadie lee chino. Por extraño que parezca, Laughlin mandó una carta donde hizo las siguientes aclaraciones: primero, Ezra había notado que esos dos caracteres estaban de cabeza y había hecho el reclamo pertinente y, segundo, la historia sobre Eliot era un invento de Rexroth, aunque dejó pasar la pregunta de si esos caracteres fueron corregidos alguna vez, o señalados. No debes ser tan provinciano, le decía Rexroth a Laughlin, los caracteres han de estar bien escritos. Ya dos años antes le había dicho que consiguiera a alguien en el barrio chino que los caligrafiara, pues Ezra en verdad lo necesitaba. Laughlin confesó a Lee Bartlett, después, cuarenta y cinco años después, que Ezra Pound debió unificar el estilo de los caracteres, pues los obtuvo de distintas personas y, al final, Dorothy y Ezra Pound dibujaron buena parte de ellos. Y, a veces, se utilizan distintas caligrafías para el mismo caracter. En el canto LXXVII podemos ver, a las claras, la caligrafía de la pareja Pound. Rexroth insistía, además, en que el orden y la dirección de los trazos no eran correctos. Asunto que Laughlin nunca atendió.