Ronda mientes la siguiente paradoja.
Si mando a una librería 3 ejemplares de cada uno de 20 títulos distintos, mando 60 ejemplares. Al paso de un par de meses, la devolución arroja la venta de 14 ejemplares. Se vendieron de la siguiente manera: 1 ejemplar de 7 títulos, 2 ejemplares de 2 títulos y 3 ejemplares de 1 título.
Como no produzco a escala, es decir, múltiples piezas por título, sino produzco por cada pedido, asoma la testa de la paradoja.
Si hubiera hecho 20 ejemplares, uno por título, se hubieran vendido 10 de 20, es decir, 50%. (Si se escapa la razón, haga cuentas para comprender nuestros asombros).
Como hice tres, se vendieron 14 de 60, es decir, 23%
Mejor, de los primeros 20 se vendió 50%
De los siguientes 40, se vendieron 4, es decir, 10%
La diferencia es grande. Cuando los libros están en bodega, la inversión es pasada y tiene lógica tratar de recuperar, es racional arriesgar más.
Cuando los libros deben hacerse por pedido, la inversión es futura, la apuesta es más riesgosa.
¿Sencillo? En el primer caso, si supòngo que cada libro me cuesta 10 pesos de producción y los vendo en 25 a la librería, invertí 600 pesos y cobré 350, es decir, una diferencia negativa de 250.
En el segundo caso, invertí 200 pesos y recuperé 250, una diferencia de 50 pesos.
La dificultad es doble, primero: convencer a los libreros de que lo mejor es pedir menos para ganar más. La sgunda, invertir los premios a los vendedores, darles más cuanto mayor sea el porcentaje de venta de la consignación y más cuando la venta es en firme (no en firme con derecho a devolución, pues en mi pueblo se le llama consginación a secas).
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